Carmen Calvo
El bulo del entierro con Carmen Polo
El Gobierno no va a cumplir, como asegura, con la «última voluntad» del dictador: «Franco nunca dijo dónde quería ser enterrado»
La familia desmiente a la vicepresidenta, Carmen Calvo. El Gobierno no va a cumplir, como asegura, con la «última voluntad» del dictador: «Franco nunca dijo dónde quería ser enterrado»
El mismo día en que el Tribunal Supremo falló sobre la exhumación de Franco, en la Cope le preguntaron a la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, si sabía dónde quería ser enterrado realmente el dictador, y aludieron a El Pardo, en cuyo cementerio de Mingorrubio ha dispuesto el Ejecutivo la reinhumación. «Ustedes van a cumplir la última voluntad de Franco», le dijeron. «Sí, sí, paradójicamente», respondió sonriente la número dos del Gobierno de Pedro Sánchez.
Sin embargo, la realidad es muy distinta, al menos según las fuentes más autorizadas para aclarar si de verdad Francisco Franco quería un entierro en Mingorrubio: su propia familia. Y esta niega de forma tajante que en ningún momento se pronunciara sobre el particular. Al igual que lo desmienten desde la Fundación Nacional Francisco Franco (FNFF), preservadora de su legado.
El abogado de la familia Franco, Luis Felipe Utrera-Molina, es hijo de un ministro-secretario general del Movimiento –José Utrera-Molina–, tiene relación con los siete nietos del dictador como su portavoz y representante legal y es el albacea encargado de tutelar el reparto de la herencia de Carmen Franco Polo, la única hija de Franco. Su palabra constituye pues un testimonio clave en este asunto. Y niega que Mingorrubio fuera una opción en ningún caso. «Es absolutamente falso. Franco no dijo nada sobre su lugar de enterramiento. No dijo nada a nadie, ni a su mujer ni a su hija. Porque era consciente de que siendo jefe del Estado era una elección que no le correspondía tomar a él. Y no quería condicionar la decisión de su sucesor, el Rey».
«Muy meticuloso»
Utrera-Molina incide en que el vencedor de la Guerra Civil «no quiso» pronunciarse sobre un detalle tan significativo y cree que «cuando Franco, que era una persona muy meticulosa, no lo hizo fue precisamente por eso, para no condicionar una nueva etapa que se abría con su muerte».
Precisamente durante esos días en que se acercaba su final, narra el letrado una conversación que le contó Carmen Franco. «Cuando su padre estaba ya en una situación irreversible, la llamó Arias Navarro y le preguntó si había dicho dónde quería ser enterrado. Ella contestó que no, y el presidente le comunicó que habían pensado hacerlo en el Valle de los Caídos». Según, Luis Felipe Utrera-Molina, «en ese momento a quien le dio más pena fue a su mujer [Carmen Polo], porque fue consciente de que no iba a poder ser enterrada con su marido». Pero ella se avino al considerar que «“si lo decide el Gobierno y lo decide el Rey, debemos aceptarlo”. Y así fue».
El abogado no da por tanto ningún crédito a lo dicho por la vicepresidenta del Gobierno acerca de la voluntad de Franco de descansar para siempre en Mingorrubio. «Ya sabemos que Carmen Calvo sabe de todo, pero eso no es verdad. No solo no es verdad, sino que es mentira», apostilla.
En parecidos términos se pronuncia Juan Chicharro, presidente de la Fundación Franco. «Lo de Calvo es un globo sonda que está lanzando el Gobierno, porque alguien el otro día le dijo que iban a cumplir la última voluntad de Franco. Le gustó la idea y la ha adoptado», afirma el general en la reserva desde 2010.
Chicharro asegura que «en ningún caso» fue elegido Mingorrubio como último destino del dictador. El panteón «se construye en 1969 y sería con alguna intención», explica, «y de ahí la gente ha deducido lo que le ha parecido, aunque no consta fehacientemente en ninguna parte». Para el veterano militar, «la única realidad es que las obras para la sepultura del Valle de los Caídos se construyeron a toda prisa y a toda velocidad días antes, cuando estaba agonizando, lo que quiere decir que no había nada preparado». En este punto coincide Luis Felipe Utrera- Molina, quien confirma que «se aceleraron las obras para el entierro» en Cuelgamuros.
Ambos son rotundos al señalar que Franco no mostró nunca interés por ese panteón que ahora el Gobierno pretende adjudicarle como objeto de deseo para su eterno descanso. «Franco jamás fue a ver la capilla de El Pardo, nunca», dice el portavoz de la familia del «Caudillo».
Sí existe constancia de que Carmen Polo se interesó por la cripta y la visitó al terminar las obras. Su marido le preguntó por su impresión. «¿Te ha gustado, Carmen?». «No, me pareció muy lujosa», contestó ella. La anécdota es del periodista Rufo Gamazo, que tuvo estrecha relación con Arias Navarro. Lo corrobora el abogado de los Franco. «Sí, fue su mujer, y le dijo que aquello le parecía exagerado».
Existe otro testimonio que relata Paul Presto en su libro sobre Franco sobre un supuesto comentario de este al arquitecto Diego Méndez mientras ambos recorrían la basílica durante la inauguración oficial del Valle de los Caídos: «Bueno, Méndez, y en su día, yo aquí, ¿eh?». Según esta versión, el arquitecto habría sido el único testigo de esa supuesta voluntad de Franco y no su familia. Juan Chicharro se muestra escéptico. «Si lo dijo no hay nada más que lo confirme».
La conclusión es que Francisco Franco dejó en manos del Rey Juan Carlos la decisión sobre su tumba. Su viuda acató el destino de quien se debía al Estado y, 13 años después de su muerte, ella sí fue enterrada en Mingorrubio. Carmen Polo compartirá al fin sepultura con su marido. Como ella siempre deseó.
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