Armada
Navantia se encargará del apoyo al ciclo de vida de los submarinos S-80 por 18 millones de euros
Tiene entre sus objetivos garantizar la navegación segura, racionalizar y optimizar los costes asociados al sostenimiento de los submarinos
Navantia será la encargada de la gestión del Apoyo al Ciclo de Vida de los submarinos clase S-80 de la Armada. La empresa española ha obtenido de la Dirección de Gestión Económica de la Jefatura de Apoyo Logístico de la Armada un contrato por 18 millones de euros para llevar a cabo esta labor cuyo plazo de ejecución es de 20 meses con posibilidad de que pueda prorrogado por dos años. Esta adjudicación es importante, ya no solo por su cuantía y su función, sino por el hecho de que tanto para las Fuerzas Armadas como para los propios fabricantes se trata de una demanda histórica, pues venía siendo habitual que las partidas presupuestarias se centrasen en la adquisición de material, pero no tanto en el mantenimiento, una tareas menos "lucida" para los políticos pero igual de necesaria que las compras.
Este programa de apoyo al ciclo de vida de los nuevos sumergibles de la clase S-80, de los que ya se ha entregado el primero, el S-81 Isaac Peral, tiene entre sus objetivos garantizar la navegación segura, racionalizar y optimizar los costes asociados al sostenimiento de los submarinos, alcanzar la máxima disponibilidad operativa que permitan los recursos disponibles y garantizar, de este modo, la capacidad para realizar el sostenimiento y aumentar el conocimiento.
El acuerdo fue aprobado en octubre de 2023 por el Consejo de Ministros por resultar "necesario" al no preverse la disposición a corto plazo, por parte de la Armada, de los medios estructurales, de instalaciones, materiales ni personales cualitativos o cuantitativos suficientes para atender la ejecución propia de los trabajos de gestión del sostenimiento de los nuevos modelos, por lo que resulta "determinante" atenderlas mediante el auxilio de la industria.
La Armada y la compañía Navantia pusieron en marcha de manera conjunta en el Arsenal de la base naval de Cartagena a finales de 2022 la nueva Oficina Técnica (Otacv) que implantará una nueva metodología de sostenimiento para los S-80. El proyecto había sido adjudicado un año antes, en 2021, por la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) con un presupuesto de 11,8 millones de euros para el desarrollo de la fase de arranque de la oficina.
Desde un punto de vista tecnológico, para nuestro país es muy importante reforzar su autonomía estratégica al convertirse en uno de los escasos países que diseñan y construyen sus propios sumergibles. Navantia se convierte en Autoridad Técnica de Diseño.
El S-80 supone un salto tecnológico para el arma submarina española, con un sistema integrado de control de plataforma, un sistema de combate y un sistema de armas con capacidad de lanzar misiles tácticos, una capacidad única entre los submarinos no nucleares de la OTAN.
Pero, mas allá del plano puramente tecnológico, los submarinos se consideran sistemas de armas de características estratégicas por la capacidad que otorgan para mantener una presencia discreta en zonas de operaciones alejadas, incluso con anterioridad a que estalle una crisis, con el objetivo de adquirir inteligencia, proteger, llegado el caso, el despliegue de una fuerza terrestre y de proyectar el poder naval sobre tierra.
Por si todo esto fuera poco, son adecuados como fuerza disuasoria, pues son capaces de alejar a buques enemigos de determinadas zonas solo con la sospecha de que se encuentre presente en ellas un submarino.
Además, añaden la capacidad de interrumpir selectivamente el tráfico marítimo, tanto a lo largo de las rutas más previsibles (preferiblemente en los estrechos de obligado paso) como mediante el bloqueo de los puertos enemigos.
Y, por último, pero no menos importante, se encuentra la posibilidad de bombardear territorio con misiles de ataque a tierra, para lo que los submarinos anaerobios son particularmente idóneos debido a su relativa indetectabilidad.
Estas son las razones por las que son elementos claves y por las que cada vez es mayor el número de países cuyo objetivo es poseerlos o modernizar los que ya tienen con sistemas de generación de potencia independiente del aire que les proporcionan una mayor capacidad de permanencia en inmersión, sin necesidad de subir a cota periscópica.
Las claves de la clase S-80
El submarino S-80 tiene un desplazamiento en inmersión de casi 3.000 toneladas (2.965 t), una eslora de 81 metros y un diámetro de casco resistente de 7,3 metros. Su velocidad en la superficie será de 10 nudos y en inmersión de 19 nudos. En su interior alberga 180 sistemas y 60 km de cables.
El sumergible está dotado con un sistema de propulsión principal basado en un motor eléctrico (MEP) de 3.500 kw y un motor diésel compuesto por tres grupos generadores de 1.200 kw que producen la energía que alimenta al MEP. Por su parte, el Sistema de Propulsión Independiente del Aire (AIP) permite al buque, de acuerdo con Navantia, permanecer hasta tres semanas bajo el agua. Mientras este sistema está activo, el submarino no tiene la necesidad de ascender a cota snorkel para recargar las baterías.
En las consolas de la sala de mando y control se maneja desde la propulsión del buque, hasta el aire acondicionado, pasando por los equipos y armamento que forman parte del sistema de combate o las comunicaciones.
La dotación del submarino está compuesta por 32 marinos, aunque tiene capacidad para acoger otros ocho efectivos más para, por ejemplo, operaciones especiales. La alta automatización de los equipos y sistemas ha reducido prácticamente a la mitad la dotación con respecto a los submarinos de la serie S-70, pese a ser un submarino de un desplazamiento y complejidad muy superior.
Por su parte, el sistema de armas incluye seis tubos lanzatorpedos y capacidad para embarcar 18 armas (misiles, torpedos y minas). El sonar cilíndrico ubicado en la proa es el principal sensor acústico pasivo para operaciones en inmersión.
Además del S-81, Isaac Peral, el siguiente en entrar en servicio será el S-82, que recibirá el nombre de Narciso Monturiol, y tiene prevista su entrega en diciembre de 2024 a la Armada, es decir, justo dentro de dos años. El S-83, que recibirá el nombre de Cosme García, tiene su entrega prevista a la Armada para octubre de 2026 y 16 meses más tarde, en febrero de 2028, el S-84, bautizado como Mateo García de los Reyes.
Estos dos submarinos serían los primeros de la serie en incorporar ya de serie el Sistema de Propulsión Anaerobia (AIP, en sus siglas en inglés), lo que les permitirá generar su propia energía eléctrica y, así, navegar durante semanas sin salir a la superficie, proporcionando unas capacidades tácticas y de discreción no existentes a fecha actual. A diferencia de los submarinos convencionales, que necesitan subir prácticamente a la superficie para realizar operaciones de «snorkel» frecuentes para recargar sus baterías, los S-80 podrán hacerlo en inmersión, siendo así menos vulnerables y detectables.
El S-81 y el S-82 serán entregado a la Armada sin este sistema, que les será instalado en su primera gran carena, en la que serán reacondicionados.