Barcelona
De la estelada ya no se habla
En las reuniones previas a la final de Copa del Rey en el Calderón no se ha abordado la presencia de la bandera independentista en el Calderón. El año pasado fue prohibida y un juez la autorizó.
En las reuniones previas a la final de Copa del Rey en el Calderón no se ha abordado la presencia de la bandera independentista en el Calderón. El año pasado fue prohibida y un juez la autorizó.
La estelada no ha sido motivo de debate este año entre las instituciones gubernamentales y deportivas reunidas para abordar los detalles de la gran cita del fútbol patrio, el último duelo de la Copa del Rey, que se juega este sábado en el Vicente Calderón. A diferencia de 2016, cuando en el encuentro para abordar la seguridad de la final los representantes del Barcelona se ausentaron –aunque no por la prohibición de esteladas–, esta vez todo discurrió con normalidad.
A la cita coordinada por la Delegación del Gobierno de Madrid asistieron representantes de la Federación Española de Fútbol –organizadora del partido–, de la Casa Real, de los clubes, de la Policía Nacional, la Local, Samur, Bomberos y Cruz Roja. En la reunión no se habló de esteladas en momento alguno y, como no hay rastro de ellas y este año no han sido motivo de debate, a diferencia del anterior, se entiende que «no hay problema», según fuentes de la federación. Quien llegue al estadio con esta enseña no autorizada se expone al criterio del control a la entrada, pero no hay determinación oficial respecto a su uso.
En las finales de Copa donde participa el Barcelona, a la sempiterna pitada al himno suele sumarse el espectáculo multicolor de la estelada, cuya presencia no ha estado en cuestión esta vez. Nada que ver con lo que ocurrió en 2016, cuando la Delegación del Gobierno en Madrid decidió impedir la exhibición de banderas independentistas en la final de la Copa del Rey entre el Barça y el Sevilla en el Calderón, idéntico escenario de mañana, donde cambia el rival: el Alavés. Los asistentes debían pasar por dos «exhaustivos» anillos de seguridad para ser cacheados con objeto de evitar la entrada de objetos prohibidos, según detalló la delegada del Gobierno en Madrid, Concepción Dancausa, quien por esta decisión recibió una carta anónima con insultos y amenazas como «Vamos a tatuarte la estelada en la frente» o «Ten por seguro que de ésta no vas a salir indemne».
La prohibición provocó además la indignación del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, que anunció que no acudiría a la final mientras se mantuviera el veto. El club azulgrana, que ya fue multado por la UEFA por la exhibición de esteladas, mostró también el «desacuerdo más absoluto», por considerar que era «un atentado a la libertad de expresión».
Finalmente, el juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 11 de Madrid decidió que los aficionados pudiesen llevar la estelada en contra del criterio de la Policía y de la Fiscalía, que defendía la medida ordenada por Dancausa al no apreciar la existencia de un «perjuicio irreparable» si se mantenía la prohibición. Pero el juez estimó en un auto que podían ser «portadas y exhibidas». Consideraba que «no incitan a la violencia» y su exhibición está amparada por la libertad ideológica, por lo que prohibirlas acarrearía «un daño irreparable», al impedir expresar «de forma pacífica» una ideología política.
La resolución hizo que las esteladas asomaran con profusión entre los culés el día del partido en el Manzanares. Los blaugranas también pitaron el himno español con más ímpetu del habitual. Por contra, la afición del Sevilla mostró más banderas de España que nunca. Mañana, en un encuentro entre vascos y catalanes, pocos dudan de que habrá pitos al Rey y de que se exhibirán símbolos soberanistas.
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