Corrupción política
¿Cuándo tiene que dimitir un político?
El país donde menos duran los casos de corrupción es Alemania. La norma política es que se produzca la dimisión casi con el primer titular de prensa. En Estados Unidos no hay normas escritas: cuando salta el escándalo, se producen pulsos políticos y mediáticos de incierto desenlace.
Tanto el PP como el PSOE tienen estipulado en sus códigos éticos que los cargos públicos dimitan en el momento en el que se abra juicio oral en casos de corrupción. Sin embargo, Ciudadanos está utilizando su peso estratégico en la mitad del espectro político para lograr que los dos grandes partidos españoles sean más exigentes y obliguen a dimitir a sus miembros cuando sean imputados. Los países de nuestro entorno –con algunas excepciones– tienden a ser menos drásticos con los casos de corrupción que se dan en las filas de sus partidos políticos. Pero en el repaso que se ofrece en estas páginas una cosa está clara: la corrupción está lejos de ser un fenómeno que se dé con especial virulencia en nuestro país. De hecho, es una lacra con la que conviven en las democracias más consolidadas.
Dimisión fulminante... salvo para Berlusconi
Si hay un político, por antonomasia, que ha tenido problemas con la Justicia, ése ha sido Silvio Berlusconi. Hasta el punto que, según muchos, ha entrado en política para modificar leyes a su antojo precisamente para evitar las condenas judiciales. Hace un año, cuando fue condenado a tres años de cárcel por corromper a varios senadores entre 2006 y 2008 para tumbar el Gobierno de entonces presidido por Romano Prodi; los líderes fieles del «Cavaliere» en el seno del su partido, Forza Italia, se indignaron aludiendo a «una sentencia política indecente», «una condena injusta» y a una decisión «constitucionalmente surrealista».
En la pasada primavera, el Partido Democrático del primer ministro italiano Matteo Renzi se vio involucrado en un caso de corrupción a raíz de una de sus ex ministras, Federica Guidi, que fue imputada a raíz de una investigación de la fiscalía de Potenza junto a la Policía de Estado italiana; que demostraba tratos de favor a su marido. La dimisión de la ex ministra fue tan rápida que Matteo Renzi no ha necesitado muchas declaraciones al respecto, informa Manuel Tori.
Expulsión de los lores sólo con condena en firme
En la Cámara de los Lores en Westminster, el equivalente en Reino Unido al Senado español, si un miembro es condenado por cualquier delito que lleva una pena privativa de libertad de más de un año, automáticamente pierde su asiento según la Ley de Reforma de la Cámara de los Lores de 2014. El protocolo no se activa hasta que no hay sentencia en firme en los tribunales. Si la pena de prisión es un año o menos, se considera automáticamente que el miembro infringe el Código de Conducta. En ese caso, es el comité de la Cámara de los Lores quien debe decidir cómo sancionarlo. Entre las opciones está la suspensión o expulsión.
LA RAZÓN se puso en contacto con los principales partidos políticos y aunque todos ellos rehusaron explicar cómo actúan en caso de que uno de sus miembros esté implicado en delito de blanqueo, lo cierto es que en Reino Unido, la financiación de los partidos siempre ha estado ligada a escándalos.
En 2006, se encargó una investigación a Sir Hayden Phillips para presentar propuestas que reformaran el sistema, pero no sirvió de mucho, informa Celia Maza.
Las dos varas de medir del socialismo francés
El Partido Socialista dispone de una carta ética desde octubre de 2012 que estipula que los cargos electos o dirigentes del partido que hayan sido condenados por delitos relativos a sus responsabilidades o contrarias a los valores y principios del partido «podrán ser suspendidos en caso de condena en primera instancia, y excluidos en caso de condena definitiva ». A pesar de ello, existe una resistencia a aplicarla, como es el caso del senador y alcalde de Clamart, Philippe Kaltenbach, condenado en octubre de 2015 a dos años de prisión por corrupción pasiva. La dirección del partido no tomó ninguna decisión hasta medio año después. Sin embargo, existen dos varas de medir, como lo han experimentado los ex ministros socialistas Jérôme Cahuzac y Thomas Thévenoud. El primero fue excluido del partido y el segundo fue empujado a dimitir del grupo parlamentario, por la presión mediática.
Los Republicanos no disponen de una carta ética similar a los socialistas y cuentan entre sus miembros personalidades condenadas en el pasado como es el caso del actual aspirante a representar al partido en las presidenciales, Alain Juppé, informa Asunción Serena.
La destitución como única salida posible en Alemania
Hay que irse hasta 1999 y reparar en la figura del ex canciller Helmut Kohl para dar con el caso de corrupción política más grave de Alemania. Por aquel entonces, y en lo que pasó a llamarse el «Spendaffäre», el político reconoció que había recibido 100.000 marcos, unos 50.000 euros, para financiar su partido, la CDU. Desde entonces es difícil enumerar los casos de corrupción o imputación dentro de los parlamentos alemanes y no porque no haya habido imputados sino porque la ley germana y las normas de los partidos solo permiten la destitución y su destierro de la política como única salida posible. Ejemplos hay muchos pero uno de los más sonados fue el del ahora ex presidente Christian Wulff que en 2012 se vio obligado a presentar su dimisón en medio del escándalo por haber obtenido diversas ventajas de amigos empresarios. A la fiscalía no le tembló la mano cuando por aquel entonces pidió retirar su inmunidad de aforado. Un año antes, Karl-Theodor zu Guttenberg, antaño ministro de defensa, dimitió después de conocerse que había plagiado parte de su tesis doctoral, informa Rubén Gómez.
Lo importante es tener fondos en Estados Unidos
En Estados Unidos, no hay miembros oficiales del partido. Tampoco listas. De esta forma, las agrupaciones no tienen ni capacidad de expulsar ni alistar a nadie en el partido. Así las cosas, todo aquel que quiera presentarse a las elecciones puede hacerlo. Simplemente tiene que registrarse en una agrupación o hacerlo como independiente. Aun así, eso no significa que el partido nacional o estatal tenga que respaldar al candidato. Más importante es que tenga fondos o un donante que pague la campaña.
En caso de escándalo, el político en cuestión puede recibir diferentes presiones para dimitir o abandonar las elecciones. Depende de cada caso. Por ejemplo, cuando el congresista de Nueva York Anthony Weiner fue sorprendido enviando mensajes sexuales por Internet, desde el Partido Demócrata se insistió en que debía abandonar las elecciones a la alcaldía de Nueva York. Entonces, se creó una gran polémica porque sus votantes no consideraron que hubiese traicionado a su esposa. Sesde entonces, se consideró necesario que desapareciese de la vida política para lavar su imagen, informa Marta Torres.
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