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Contratos millonarios

Ábalos se atrinchera y no dimite pese a la presión del PSOE y las pruebas del "caso Koldo"

El auto del juez arroja algunas pistas sobre los vínculos del exministro de Transportes con los protagonistas de la trama

El exministro de Transportes, Moviliad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos EUROPA PRESS/E. Parra. POOLEuropa Press

El exministro de Transportes y actual diputado del PSOE José Luis Ábalos parece estar aplicando la misma táctica que tan buenos resultados le ha reportado a Pedro Sánchez: su «manual de resistencia». A pesar de las presiones y de los indicios por las relaciones que mantuvo con algunos de los investigados en el «caso Koldo», no se mueve de su sitio y no dimite. El político socialista, señalado por todos debido a sus vínculos con Koldo García, opta por atrincherarse no solo frente a las presiones del PP, sino frente a las que vienen de su propio partido, donde no pocas voces piden que entregue el acta.

Pero Ábalos lleva muchos años en esto. Lejos de mostrar debilidad, ha comparecido en algunos medios y ha dejado algunos titulares que dan que pensar. Se creció y pasó directo al contraataque cuando aseguró en La Sexta que «quienes presionan para que dimita llevan a sus espaldas hechos más graves». Y reiteró que no dejará su escaño porque no está ni acusado ni investigado por la presunta trama de cobro de comisiones ilegales en la compra de mascarillas durante la pandemia. En otra pirueta dialéctica, señaló que «yo soy diputado ahora, no soy ministro. Si esto se hubiera producido yo siendo ministro, es evidente que tendría que haber dimitido. Y en el momento».

Pero las fechas muestran que cuando se formalizaron las adjudicaciones y cuando se cerraron los contratos que derivaron en las presuntas comisiones ilegales, él era precisamente el ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Lo fue entre el 13 de enero de 2020 y el 12 de julio de 2021. Y también lo fue antes, cuando la cartera tenía el nombre de Fomento, desde el 7 de junio de 2018. Es decir, era el máximo responsable del ministerio donde se dieron los dos primeros contratos de los nueve bajo sospecha, con Puertos del Estado y con Adif, dos empresas públicas que dependían de su cartera.

Lo cierto es que ni en la querella de la Fiscalía Anticorrupción ni en el auto de la Audiencia Nacional (AN) se le atribuye ningún rol a Ábalos. Pero figura en el contenido. Y es que no son pocos los vínculos y pistas que lo relacionan con las personas que presuntamente participaron en la trama de mordidas a los contratos públicos con los que se hizo la empresa Soluciones de Gestión y Apoyo a Empresas SL.

El primer vínculo más claro es la estrecha relación que mantenía con Koldo García, a quien Anticorrupción señala como intermediador en las adjudicaciones de Transportes y de otras administraciones para adquirir material sanitario contra el coronavirus. Koldo fue su asesor, aunque antes ejerció de portero de un club, chófer y guardaespaldas. También fue edil socialista en Huarte, su localidad natal. Cuando conoció a Ábalos, se hicieron inseparables. Según consta en el escrito del Ministerio Público por el «caso Koldo», ya era asesor del ministro cuando en 2019 fue nombrado consejero de Renfe y vocal del Consejo Rector del Organismo Público Puertos del Estado. Todas estas funciones concluyeron en 2021, tras la salida de Ábalos del ministerio.

Cuando ocurrieron los hechos del "caso Koldo" que investiga la Audiencia Nacional, Ábalos era el titular de Transportes

El segundo nexo es el momento en que Koldo conoció al empresario Víctor Aldama, presidente del Zamora CF. A través del cual habría contactado con la mercantil a la que se adjudicaron los nueve contratos investigados. El encuentro se produjo en México, en un viaje del ministro Ábalos. Koldo le acompañaba y allí entabló amistad con Aldama, que ejercía de cónsul honorario. Desde entonces, colaboraron.

Otra pista reveladora es una frase que se detecta en uno de los pinchazos telefónicos. En ella, Juan Carlos Cueto, el otro empresario ligado al «pelotazo», hablaba con el administrador de la empresa adjudicataria, Íñigo Rotaeche y le comentó: «Esto era un favor que le estaba pidiendo tu vecino (por Koldo García)... él y su exjefe... y parece ser que el otro ha dicho que sí... porque le han dado otro favor a cambio». En el auto no se dan más detalles ni se aclara si era Ábalos ese «exjefe» de Koldo al que aluden los involucrados en la trama.

En las filas socialistas, repiten lo dicho por Pedro Sánchez sobre la «tolerancia cero» con la corrupción. La portavoz del Gobierno y miembro de la Ejecutiva Federal del PSOE, Pilar Alegría, lo adaptó a «sean quienes sean y vengan de donde vengan» y rechazó que los populares les den lecciones de ejemplaridad. Arremetió contra la formación de Alberto Núñez Feijóo acusándola de pagar su sede con «dinero B». «Nosotros nunca vamos a tener que destruir a martillazos los ordenadores», se jactó Alegría durante un acto de presentación del secretario general del PSE-EE, Eneko Andueza, como candidato a lehendakari de cara a las próximas elecciones autonómicas en el País Vasco, que se celebrarán el 21 de abril. «El PSOE es implacable ante la corrupción. No se esconde, da la cara» aseguró, a la vez que presumía de que su partido está plagado de «gente honesta».

Frente al «caiga quien caiga» que subrayó Sánchez, hay una serie de pistas y vínculos de José Luis Ábalos con los investigados que incomodan en el PSOE. A pesar de las presiones y de que los hechos ocurrieron cuando él era ministro de Transportes, Ábalos se resiste a dejar su escaño.