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Defensa

Los vehículos militares del futuro irán a pilas... de hidrógeno

Defensa financia programas de desarrollo de sistemas de propulsión verde para las Fuerzas Armadas

El general Francisco Javier Varela (ex JEME) visita el centro nacional del hidrogeno en 2021. CNH2

El Ejército de Tierra se ha puesto las pilas, de hidrógeno, para ser verde por dentro, verde planta, además de verde por fuera, en este caso caqui, y lo ha hecho con una apuesta arriesgada pero también muy verde, esta vez verde esperanza. Juegos de palabras aparte, el Ministerio de Defensa quiere que los vehículos terrestres de las Fuerzas Armadas sean sostenibles y la apuesta pasa por el hidrógeno. Una energía con un único residuo tras su uso en vehículos: el vapor de agua, aunque la producción tiene un pero. Ese pero es que la mayor parte de la producción de hidrógeno se realiza a partir de combustibles fósiles, el resultado llama hidrógeno gris y cuesta en torno a 1,5 euros el kilo.

Hay otra manera más limpia, usar electrólisis a partir de energías renovables, el resultante se llama hidrógeno verde (el mismo verde planta de antes), pero cuesta 5 euros el kilo. Y aún hay otro hidrógeno, el azul, que se produce también con combustibles fósiles pero en el proceso se captura y almacena el CO2 resultante. Este cuesta unos 2,5 euros el kilo. No obstante, estos precios son a día de hoy y la evolución prevista es que los costes del hidrógeno verde vayan en descenso según se normalice su uso.

Más allá de su precio o el que hecho de que sea realmente una energía limpia (solo el verde lo es), si se habla de prestaciones el hidrógeno gana por goleada. Por ejemplo, si se compara con un vehículo diésel, la energía generada por un kilo de hidrógeno equivale a siete litros de diésel. Si se compara con un vehículo eléctrico, no solo tiene mayor autonomía (hasta 700 kilómetros si se habla de turismos convencionales) sino que carga en apenas cinco minutos. Y todo esto a día de hoy, matiz importante porque esta energía está en pleno desarrollo y su evolución es meteórica.

Una leyenda negra desmentida

Diversos estudios técnicos han determinado, además, que la leyenda negra sobre la inestabilidad del hidrógeno es solo eso, una leyenda negra. Es más, aunque presenta riesgos como cualquier combustible, su uso no entraña mayor peligro, de hecho, debido a sus características particulares, puede incluso ser más seguro hasta el punto de que un accidente severo solo sería posible si se dan varios fallos al mismo tiempo. Es más, en las pruebas de respuesta ante un disparo realizadas con tanques normales (de utilitarios), el impacto no deriva en explosión. Aun así, los sistemas que utilicen los militares deberán ser aún más seguros, hasta el punto de que el pliego especifica que la pila debe ser capaz de “resistir impactos”.

El programa de transformación de los vehículos terrestres será financiado con un máximo de 750.000 euros para cada proyecto por el programa de I+D+i Cooperación en Investigación Científica y Desarrollo en Tecnologías Estratégicas (Coincidente) de la Dirección General de Armamento y Material (DGAM). El objetivo final es “equipar una plataforma terrestre de uso militar con una pila de combustible de hidrógeno como unidad propulsora”.

Lo que busca el Ministerio es un motor que proporcione a la plataforma “prestaciones técnicas iguales o superiores a las que tendría con el motor endotérmico convencional, siendo la autonomía, consumo y rendimiento energético, potencia transmitida al tren de rodaje, TARA (masa en vacío del vehículo) y MMA (masa máxima autorizada), volumen disponible para carga, facilidad y coste de mantenimiento o el par máximo, variables de especial interés que habrá que optimizar”. No se trata únicamente de un sistema de propulsión, sino que la generación de energía del motor debe dar tanto para mover el vehículo como para alimentar a todos los sistemas embarcados, que cada vez son más.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su visita a las instalaciones de HiperbaricHIPERBARICHIPERBARIC

El Ministerio ha anunciado que mirará con mejores ojos aquellos proyectos que se realicen sobre plataformas de las propias Fuerzas Armadas. Es más, se valorará positivamente las propuestas que demuestren documentalmente que cuentan con el apoyo de alguna unidad u organismo del Defensa “con competencias relacionadas con la temática, en forma de criterio experto y acceso a medios que ayuden a orientar y validar los desarrollos”.

Defensa quiere implicar a las Fuerzas Armadas para asegurarse de que las soluciones presentadas respondan a las necesidades reales. De hecho, se pide que las empresas presenten unos demostradores tecnológicos que puedan probarse en entornos realistas para validar su funcionalidad y eficacia.

La Fuerza 2035, el Ejército del mañana

El Ejército de Tierra, obviamente el que más vehículos terrestres posee de las Fuerzas Armadas, ya ha explorado las aplicaciones de estas tecnologías a las unidades de combate que conformarán la Fuerza 2035, para lo que ha mantenido contactos, entre diversas empresas y organismos, con el Centro Nacional del Hidrógeno. Estas nuevas tecnologías también tendrán cabida enel proyecto tecnológico de la base logística del Ejército de Tierra.

Las Fuerzas Armadas españolas están en pleno proceso de modernización y los nuevos combustibles son solo una de las líneas de mejora pero no la única. Programas como Coincidente sirven precisamente para buscar en el mercado civil tecnologías con aplicación militar y financiar el desarrollo específico de estos sistemas para las Fuerzas Armadas. El programa no solo busca adquirir esas mejoras, sino “fomentar un tejido industrial, científico y tecnológico dedicado a la Defensa”. Esa red es la base de unas Fuerzas Armadas bien equipadas con un material de desarrollo y producción propia que garantice la soberanía si fuera necesario no tener que depender de terceros.