Cartografía

Nueve de cada diez personas sufren delitos de odio en Europa sin denunciarlo y “la polarización” lo agrava

En la “Cartografía del odio” elaborado por Pagazaurtundua desvela la hispanofobia o la “intolerancia política” como nuevos elementos en nuestro país

La eurodiputada de Ciudadanos y vicepresidenta de la comisión de libertades civiles del Parlamento Europeo, Maite Pagazaurtundua ha presentado hoy el libro “Cartografía del odio”, el resultado de dos años de investigación sobre los delitos de odio que se producen en Europa, una realidad que ha crecido en los últimos años. Este estudio se presenta semanas antes de que la Comisión Europea dé a conocer, el 8 de diciembre, su propuesta para incluir en la lista de los delitos graves de la Unión, contra los Derechos Fundamentales, los delitos de odio.

De dicha investigación se desprende que “nueve de cada diez personas que han sufrido agresiones en Europa por motivos de odio o discriminación no denuncian los hechos”. Por ello, el estudio insta a “querer ver, escuchar o hablar” de una realidad ya que el hecho de no nombrar a una víctima supone “invisibilizarla”, apunta Pagaza.

El trabajo busca entender e identificar, para tener una mejor calidad de datos, mejorar el análisis y generar políticas públicas que “reduzcan el infierno”, destacó Maite Pagaza.

En dicho informe se aporta un análisis de qué es el odio, sus raíces, manifestaciones, su transformación en delito, las redes sociales como desinhibidoras del fenómeno. Sobre todo, aporta un complejo trabajo a partir de los datos recogidos en los seis países objeto de estudio entre los que se encuentran España, Alemania, Francia, Italia, Hungría y Polonia entre 2015 y junio de 2020.

Recoge así una base de datos de 80.000 impactos recogidos de fuentes oficiales, organizaciones de la sociedad civil y datos propios con el fin de arrojar luz a una realidad que cuenta con muchas “zonas oscuras”. Y es que, según han podido constatar, la mayoría de las víctimas de delitos de odio no denuncian, bien porque no se reconocen como tal o porque cree que no servirá de nada. Los datos oficiales hablan de 32.2226 incidentes por odio, de los cuales el 12,28% en España.

Delitos de odio más comunes

El racismo y la xenofobia son los catalizadores principales, siendo casi el 60% de los delitos de odio graves registrados. Sin embargo, la intolerancia religiosa y el odio al sexo de la víctima han aumentado considerablemente. De hecho, en algunos países de Europa, han detectado que no solo se asesina a las personas transexuales sino que se las descuartiza.

En cuanto a los datos de la sociedad civil, se recogen casi 6.000 actos de odio denunciados por 141 organizaciones, asociaciones y medios de comunicación, el 22,7% en España, donde crecen los incidentes por intolerancia política, la cifra más alta en los seis países del estudio: 464 casos.

Además, el libro saca del anonimato a las víctimas mortales por esos delitos de odio (87 identificadas) y del terrorismo (310), como expresión máxima del odio. “Hemos trabajado con la mayor delicadeza, intentando salir de los estereotipos, intentando ver a cada ser humano perseguido, vejado, con el mismo nivel de respeto”.

Las raíces del odio

El libro ofrece también un análisis sobre qué es el odio y sus raíces, desde el punto de vista psicológico y antropológico, sus manifestaciones y los conceptos claves donde fija las redes sociales como nuevas plataformas de odio y su regularización en Europa. Y es que el germen del odio, estaría basado en “heridas del orgullo” llamadas “frustraciones” o la “herida del deseo” que se cronifica. “Deshumanizar al enemigo”, es lo que insta a poder perpetuar ese odio.

Hispanofobia e intolerancia política

La tendencia global en España de incidentes de odio es al alza. El documento refleja que la motivación de prejuicio, intolerancia y odio más singular es posiblemente la hispanofobia algo que algo que estaba “fuera de radar” y que constituye una “intolerancia extrema”. Ese ataque al Estado de Derecho incluía atacar a jueces, Fuerzas de Seguridad del Estado o familias de los mismos. Algunas asociaciones detectan este tipo de actos en Cataluña, pero también en el País Vasco y la han definido como algo que, más allá de la confrontación política, supone una subcultura de la hostilidad y la aversión a España, a la ciudadanía española o a la que pueda referirse a la cultura o lengua española.

Además, destacó Pagaza “está creciendo la intolerancia política” como un fenómeno creciente donde también se detecta en otros países. Las autoridades, subrayó, se han percatado del fenómeno de “la polarización” que supone porque “ante manifestaciones de odio, tendríamos que unirnos, algo que no ocurre”, apuntó. Y esa polarización, dijo se convierte en España en el “pin, pan, pun político”. De hecho, en España ha salido la persistencia de intolerancia política, mientras que en Italia predomina el racismo.

Asimismo, hay un fenómeno con elementos concomitantes entre las víctimas del Holocausto y las víctimas del terrorismo: el ataque a las tumbas o monolitos que supone una rectivización.

Redes sociales, nueva plataforma de odio

El informe recoge el trabajo de ocho meses de observación de 50 plataformas digitales potencialmente maliciosas ubicadas principalmente, en distintos países de Europa, América del Norte y América Latina. En la muestra se incluyen fuentes digitales también de Japón, Honk Kong, Turquía, Irán y Rusia. Dichas plataformas cumplen con tres características: falta de transparencia sobre su origen, responsables y financiación, la difusión de narrativas contrarias al pensamiento científico y la difusión de narrativas abiertamente antisistema, destinadas a erosionar la credibilidad de las democracias liberales y a fomentar la polarización: mensajes contra el sistema financiero, presunta pérdida de soberanía, odio a los medios de comunicación, erosión al Estado de Derecho...