La contra

«En el campo no hay un pensamiento único»

Cristóbal Cano

Secretario general de UPA

Cristóbal Cano
Cristóbal CanoUPA

Agricultor olivarero y licenciado en Ciencias Ambientales; como hijo de un olivarero de Jaén, la UPA (Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos) forma parte de su vida casi desde sus inicios. A sus 44 años, se recuerda de adolescente yendo a movilizaciones, poniendo carteles, asistiendo a asambleas. Antes como técnico y ahora como secretario general recién elegido, Cristóbal Cano, ha hecho de todo en la organización y bien se puede aplicar lo de “ser cocinero antes que fraile”. En la UPA y en la agricultura.

¿Cómo afronta la secretaría general en una organización profesional de agricultores y ganaderos?

Sabiendo que hay mucho que hacer, porque hay muchos frentes de trabajo. Por una parte, internamente con los socios, ofreciendo servicios, formación, etc. En el ámbito institucional, ser la voz de la agricultura en diferentes foros. En la nueva ejecutiva, que es paritaria, hemos incluido nuevas áreas de trabajo, como innovación, digitalización, cambio climático, empleo agrario y migración, relevo generacional, etc.

¿Este es uno de los temas que más preocupan en el sector?

Uno de ellos y es clave. Es uno de los pilares de trabajo que más vamos a impulsar y reforzar. La edad media de los agricultores y ganaderos es muy elevada. Y no hay un relevo fácil. Se tiene que potenciar por parte de las administraciones, para que sea una actividad atractiva y rentable. Y tienen que poder acceder porque, partiendo de cero, hoy día es imposible.

Quizá también la dureza del trabajo agrícola le resta atractivo

Es verdad que el trabajo agrícola no es fácil. Pero, tampoco es igual que hace 30 años. En el medio urbano quizá hay una percepción de que el trabajo en el campo no ha evolucionado, pero sí que lo ha hecho. Mucho. Hay un grado muy alto de tecnificación y tecnología del que quizá no se es consciente fuera del sector. Siempre cuento que, cuando de joven iba a la recogida de la aceituna, podíamos hablar entre los trabajadores. Hoy ya no se puede porque hay muchas máquinas haciendo muchas tareas. Otro ejemplo: hoy se puede regar una explotación desde el móvil o manejar algunos parámetros de tu ganadería. Y, desde luego, es más fácil incorporar las tecnologías para los jóvenes.

¿Qué más sería necesario para atraer a más jóvenes al sector?

Un medio rural con unos servicios y con infraestructuras en condiciones. Tanto en sanidad, en educación, en carretera, en acceso a internet. Todo eso tiene que estar, como mínimo, como en el medio urbano para competir y para ofrecer unas condiciones dignas. Si no, no tiene sentido.

¿Han incorporado un área de trabajo sobre cambio climático?

Como organización tenemos claro y desde hace mucho tiempo que la crisis climática está ahí. No podemos negar la evidencia. Quien lo haga está condenado al fracaso. Por eso, hemos trabajado en muchos programas de investigación pues con la Universidad Complutense o con el CSIC e, incluso, en proyectos internacionales. Y también hacemos mucha formación para adaptación, de nuevas variedades más resistentes, etc.

¿Cómo ven al ecologista?

Como organización, entendemos que no es un enemigo de la actividad agraria y que tenemos que coexistir porque ambos formamos parte del mundo rural. Buscamos vías de colaboración, de acercamiento y de trabajo común. Y tampoco querría que ellos nos vieran como irresponsables ambientales. No me gusta que generalicen sobre nosotros y yo no lo hago sobre ellos.

¿Por qué puede dar la sensación a veces de que el sector agrícola no se lleva del todo bien con lo ambiental?

Creo que ha habido un esfuerzo por parte de no sé quién, de trasladar la idea de que en el campo hay un pensamiento único. Y no es cierto. Por otra parte, no se puede negar un sentimiento, a menudo basado en la realidad, de que no se le da la suficiente voz o la suficientemente participación en decisiones o políticas. La propia Comisión Europea ha reorientado la visión que tenía sobre el sector en pocos meses. Ante esa realidad, normal que haya malestar. Si a eso le sumamos que el sector ha sido y sigue siendo, lamentablemente, caldo de cultivo para meter otros mensajes que nada tienen que ver con sus intereses por el ambiente de polarización política, pues peor me lo pone. Es echar gasoil al fuego.