Opinión

Hay memoria

A los socialistas vascos les tiene que ser difícil olvidar que en Bildu están todavía los que dieron información para eliminar a personas queridas

Arnaldo Otegi y Pello Otxandiano
Arnaldo Otegi y Pello Otxandiano en un acto de campañaMiguel ToñaAgencia EFE

Las elecciones vascas de este fin de semana no han traído ninguna gran novedad al panorama político. La mayoría segregacionista que respalda al Gobierno central sigue ahí en la región y, simplemente, sus diversas facciones modulan el mensaje separatista a voluntad, con el objetivo de fidelizar el voto más egoísta de los peatones vascos. La conveniencia es lo que manda y eso moralmente no es una gran noticia, pero, en ese campo, consuela un poco ver que al menos hay memoria.

Hay memoria. Una memoria cogida con alfileres, temblorosa, fina como oreja de gato, pero memoria, al fin y al cabo. Y es que a los socialistas vascos les tiene que ser muy difícil olvidar que en Bildu están todavía muchos de los que dieron información, transmitieron chivatazos, espiaron rutinas y labores profesionales para eliminar a personas queridas, compañeros suyos, cuyas vidas fueron a continuación cruel y cobardemente segadas por sus asesinos. Por eso siguen prefiriendo pactar con un partido de derechas como el PNV que, aunque cobijó con indulgencia a los niñatos asesinos, riéndoles las gracias, y se lavó las manos ante sus crímenes, no apostó por la violencia como herramienta política.

La memoria sirve tanto para el rencor como para la justicia

Tampoco fue avaro a la hora de cosechar sus frutos, pero, con el tiempo, los grandes fariseos con los faldones del abrigo de piel de camello arrastrado por charcos de sangre (imagen propia de los Soprano muy del tipo Arzalluz) fueron relevados en ese partido por gente como Ardanza, Ibarretxe o Urkullu que al menos exponían sus proyectos con menos doblez. Siempre, eso sí, en sus propuestas, la violencia quedaba excluida de un futuro vasco.

La memoria es lo que tiene, que sirve tanto para el rencor como para la justicia. No se puede pretender mantener vivos los resquemores de la guerra civil de hace casi ya un siglo mientras se pasa de puntillas sobre los asesinatos más recientes, pretendiendo que hay que olvidarlos y perdonar crímenes para reconciliarse. Yo, como soy de barrio y un humanista hortera, supongo que puedo decir estas palabras feas en voz alta y llamar a las cosas por su nombre.

Las regiones separatistas están repletas de nazis

El problema de las regiones separatistas es que están repletas de nazis. Nazis de perfil bajo, por supuesto. Nazis que pueden ir a votar y entender lo buena que es la democracia. Pero, como les lleves mucho la contraria, te convierten en un estereotipo con patas sobre el cual está permitido disparar sin que por ello los asesinos se sientan menos humanos o peores personas. Curioso comportamiento psicológico con el que estoy francamente en desacuerdo. Me parece hipócrita, embustero y falso. Considero que cualquiera que quita la vida arbitrariamente a un ser humano se convierte inevitablemente en peor persona y debe reconocer lo que ha hecho y proponerse en serio que nunca lo volverá a hacer para mejorar.

Primero: que haya conciencia (que nos dice que no se puede matar a otro ser humano) y segundo: que haya memoria. Todo lo que no responda a esas exigencias mínimas no puede aspirar a ser considerado ni cerebro ni inteligencia. Solo eso puede considerarse cerebro, lo demás son tarugos desprendidos de un tronco de aizkolari.

En estas elecciones no ha habido grandes novedades ni sorpresas

En general, podemos decir que en estas elecciones vascas no ha habido grandes novedades ni sorpresas. Quizá lo único inesperado ha sido darnos cuenta del hilo invisible que, sin apercibirnos de ello, unía a Santiago Abascal con José María Labordeta y Fernando Fernán Gómez. Partamos de la base de que nunca soy partidario del uso de la escatología en la retórica política. Pero puedo entender perfectamente, desde el punto de vista humanitario, que cuando alguien tiene una mente tan llena de materia fecal como para pegarte un tiro en la nuca y luego pedirte perdón, no es extraño que a la vista de su contenido, confundamos esa cajea craneal con un orinal.

A ver si no va a ser doblemente macabro que te maten por la espalda y luego digan: «Upps… perdón, es que soy de gatillo fácil, pero entienda usted la coyuntura sociopolítica y las condiciones objetivas». Si una mente presenta forma y contenido de orinal no es extraño por tanto que, por error, en un momento de urgencia, alguien se confunda y defeque en ella.