A tres
Sin vencedor en el «debate de perdedores»
Díaz se erige en la más combativa y «pacta» con Sánchez reivindicar al Gobierno frente a un Abascal que buscó mostrarse como muro de contención del «sanchismo»
No hubo atril vacío. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, fue el candidato ausente de un debate que algunos denominaron como de «perdedores» porque ninguno de los presentes tiene opciones de victoria: Yolanda Díaz y Santiago Abascal pugnan por la tercera plaza y Pedro Sánchez fía todas sus esperanzas de gobernar a que el bloque de la derecha no consiga mayoría absoluta. Feijóo había recibido la invitación de RTVE para participar, pero lo declinó y no se arrepintió de ello ni tras su victoria en el «cara a cara» porque dijo es «previsible». Feijóo justificó su ausencia que el PSOE «vetó» a ERC, Bildu y PNV, «socios» del Gobierno en esta legislatura y sin los que Sánchez no podrá gobernar. «Si no podemos estar todos, oiga pues que debatan los que quieran ir, pero el PSOE en este caso, ha vetado la posibilidad de que los siete partidos que juegan en esta posible alternancia política podamos estar todos debatiendo», indicó ayer el candidato popular.
Por ello, Feijóo se refirió a ello como el «semidebate» al que, consideró que deberían haber acudido también el líder de ERC, Oriol Junqueras, y el coordinador general de Bildu, Arnaldo Otegi, para que trasladaran a Pedro Sánchez sus exigencias de referéndum y así el candidato socialista aclarara, qué hará en ese caso.
El tono del debate fue «in crescendo», ya que, en el arranque, hasta el moderador tuvo que pedir más «viveza». Como se esperaba, se convirtió en un «ring» político de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz contra Santiago Abascal, a quien trataron de dibujar como el «representante» de Feijóo en el debate para intentar desgastar al PP al vincularlo a Vox. Los populares están construyendo su victoria arrastrando voto útil de Vox, pero también atrayendo a un buen número de votantes socialistas desencantados con Sánchez y que confían en la moderación de Feijóo. De hecho, según los datos del CIS, un 7% de votantes del PSOE del 2019 votaron al PP el 28-M y podrían repetir el 23J-J: es más, hay un 14% de votantes que dudan entre el PSOE y el PP.
El presidente del Gobierno concibió el debate como una segunda oportunidad, después de que saliese noqueado del «cara a cara» en Atresmedia con Alberto Núñez Feijóo. Durante el debate, la pugna estaba en medir el pulso real por el «voto útil».
Pedro Sánchez y Yolanda Díaz han centrado sus campañas en que se presentan como un tándem con la idea de gobernar en coalición de manera que, en el debate, hicieron pinza buscando contrastar sus políticas con la de la dupla Feijóo-Abascal a quien ya erigieron en vicepresidente. El líder de Vox jugó a paliar el desplome que vaticinan las urnas erigiéndose como único rival entre Sánchez y Díaz e intentó equiparar a Feijóo con el líder socialista.
En el bloque económico, Abascal logró difuminar el primer tramo del debate con el cambio climático y su apuesta por derogar la Ley de transición ecológica aprobada esta legislatura, que impide la exploración de hidrocarburos en territorio nacional: su objetivo es la soberanía energética para evitar la dependencia de países como Rusia, que han usado su poder en el mercado del gas para encarecer los precios. La carpeta del cambio climático consumió una buena parta del tiempo porque Díaz y Sánchez entraron al juego, tachando a Abascal de «negacionista», lo que les impidió tener margen para tratar de reivindicar sus medidas en carpetas como el empleo, pensiones, la excepción ibérica o en la inflación. En este sentido, Sánchez, muy sintonizado con Díaz, reconoció el rol de la vicepresidenta en la contrarreforma laboral, a la que ha atribuido haber logrado alcanzar casi los 21 millones de empleados, aunque el 40% de los empleos creados durante esta legislatura son públicos. A lo largo de los siete minutos que tuvieron de intervención cada uno de los tres, apenas hubo margen para oír propuestas en materia fiscal (de forma muy tangencial).
"Pido su voto para que gane la convivencia y pierda el odio, gane la verdad y pierda la mentira"
Si en el bloque económico hubo clara sintonía entre Sánchez y Díaz frente a Abascal, en el bloque social se evidenció aún más. El candidato del PSOE defendió la ley LGTBI, la de eutanasia, el aborto, la ley de violencia machista y presumió de que todas ellas llevan la firma de la coalición de gobierno. «Lo primero en lo que se han puesto de acuerdo los gobiernos del PP con Vox es para arrasar con los derechos», dijo, tratan de agitar el miedo en materia social sobre un supuesto acuerdo entre PP y Vox. Abascal se fue directo a responder sacando la sonora Ley del «sólo sí es sí», que ha excarcelado a violadores. «Es la Ley que más violencia machista ha traído a España. Han traicionado y desprotegido a las españolas con sus leyes», señaló. Sin embargo, Sánchez entró al combate para recordar que ha sido Vox quien se ha excluido de los pactos contra la violencia de género. El candidato socialista, delante de Díaz, esta vez no pidió perdón por la rebaja de penas de agresores sexuales sino que hizo una defensa de la Ley de Montero: «Es una buena ley» algo que le reprochó el líder de Vox. «¡Cómo se atreve!». Pero Abascal no solo hizo una enmienda de la Ley del «sólo sí es sí», también se fue a recriminar la ley trans y recordó al preso que por declararse ahora como mujer será trasladado a la cárcel de mujeres. «¿Están esperando a que se maquille?», le espetó Abascal a lo que Sánchez le acusó de «incentivar el odio». Díaz también contraatacó: «¡Deje de reírse de las mujeres!».
"España es mucho mejor que ellos. Te necesitamos a ti para mejorar el futuro. Es por ti"
El bloque de pactos es el que más avivó el debate y ratificó lo que ya había dejado claro la campaña electoral. Estas elecciones van de bloques; o gana el PP o gana el PSOE. De este resultado, la aritmética de bloques. Con Vox –a pesar de que los populares quieren solo la abstención de los de Abascal- o con Sumar, para reeditar el actual gobierno de coalición. El presidente del Gobierno dibujó este escenario. «Si puedo gobernaré con el partido de Yolanda Díaz, no me duele en prendas decirlo», aventuró Sánchez, quien reconoció «un buen trabajo» entre los dos partidos que conviven en Moncloa. Pasó a criticar los pactos autonómicos de PP y Vox, y a denunciar que Feijóo se «avergüenza» de ellos por no comparecer en el debate.
Abascal arremetió contra Sánchez por sus pactos con ERC y Bildu durante la legislatura: «Escucharle hablar de pactos es lo más triste en nuestra democracia». Les reprochó lo indultos a los líderes del procés y «engañar a los españoles». El presidente de Vox planteó una cadena de referendos sobre cuestiones políticas, como la reducción de las subvenciones a los partidos y sindicatos.
Díaz confirmó que gobernaría de nuevo con el PSOE. Pidió «concentrar el voto» en Sumar con el objetivo de conseguir la tercera posición en las elecciones, que está en disputa con Vox. «Somos la fuerza decisiva y voy a gobernar con el señor Sánchez». Cargó contra Abascal por sus políticas que «dañan a las mujeres», mientras que el presidente del Gobierno pintó un escenario de «retroceso de avances» si gana el bloque de la derecha.
“Para que nunca más se vuelvan a tomar decisiones a espaldas de los españoles”
Al finalizar, fuentes del PP constataron que lo único que querían los tres candidatos era «impedir un gobierno fuerte del PP» y se mostraron convencidos de que Feijóo «salió ganando».