Opinión

El duelo de la dispersión

El reparto del voto en el espacio de centroderecha ha menguado una victoria mucho más amplia del Partido Popular

Vista de unas papeletas en el colegio electoral Convent de Sant Agustí, este domingo en Barcelona, en el que más de 38 millones de españoles están llamados a votar en la elecciones europeas.-
Vista de unas papeletas en el colegio electoral Convent de Sant Agustí, este domingo en BarcelonaMarta PérezAgencia EFE

El PP ha ganado las elecciones europeas más duras que se recuerdan con un resultado que incrementa claramente los obtenidos en las últimas del año 2019. Y lo ha logrado contra viento y marea, bajo el temor que tanto su candidata, Dolors Montserrat, como Alberto Núñez Feijóo venían avisando durante toda la campaña: la dispersión del voto en el espacio de centroderecha que ha menguado una victoria mucho más amplia de los populares y permitido el avance de Vox como tercera fuerza en el Parlamento Europeo. Un partido equivocado cerrilmente de adversario, que dedicó la mayor parte de sus mensajes a atacar a los populares. El PP ha luchado día a día frente a una maquinaria implacable de propaganda desplegada por todas las terminales del «sanchismo», que presentaba este duelo de titanes en clave nacional entre los dos grandes dirigentes, Feijóo y Sánchez. El líder del PP soportó un ataque sin precedentes que le ubicaba en los caminos reaccionarios de la ultraderecha, mientras el secretario general del PSOE navegaba entre vientos de corrupción, la amnistía y la investigación a su esposa, Begoña Gómez. Es la de ambos una lucha de resistencia feroz, bajo una polarización que Pedro Sánchez llevó hasta el extremismo y que Núñez Feijóo encajó con frialdad gallega y dignidad franciscana.

Tras el síndrome del 23J, un triunfo del PP que Sánchez consiguió disfrazar como una victoria amarga y articular el gobierno más frágil de la democracia con el apoyo de los socios separatistas, comunistas y bilduetarras. Y las consignas «sanchistas» tampoco albergan sorpresas, dado que Sánchez salva los muebles, venderá el empate técnico y sus leales trasladarán ahora el relato de que con estos resultados los españoles avalan sus políticas con los independentistas y, de paso, exoneran a su señora y negocios derivados. Claramente el PP ha recogido el voto de Ciudadanos, ya instalado en su funeral definitivo. En el bloque de la izquierda también la dispersión refleja el medio empate entre el insignificante Sumar de Yolanda Díaz, y la todavía superviviente Irene Montero al frente de Podemos, con unos resultados pobres y de mínimos, alejados de los anteriores. Aquí el duelo de gatas será tremendo. Queda por ver cómo el balance de los partidos nacionalistas puede afectar en su respaldo a Pedro Sánchez en una legislatura endeble, convulsa y al único servicio de mantener a toda costa al inquilino socialista en La Moncloa. La negociación para la Mesa del Parlament se augura clave.

Resulta también increíble cómo España es diferente, dado que la potente ola de la derecha que arrasa toda Europa no lo hace así en nuestro país. Los resultados de Marine le Pen en Francia, que han obligado al actual presidente Emmanuel Macron, en un gesto coherente, a disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones, algo que sería impensable en la mente de Pedro Sánchez, y los de otros países como Italia, con el gran liderazgo de Georgia Meloni, Alemania, Holanda y Austria, revelan el hartazgo de las políticas de izquierdas que, únicamente aquí en España, se sostienen con el apoyo de formaciones radicales que buscan destruirla. El elevado nivel de abstención revela también el cansancio de los ciudadanos ante tanta contienda electoral y una profunda decepción con la clase política. El clamor para movilizar la participación ha sido un fracaso, algo que invita a la reflexión.

Planteadas como un plebiscisto entre los dos líderes nacionales, la batalla la gana de momento Alberto Núñez Feijóo, pero es justo reconocer cómo resiste Pedro Sánchez y cómo reaccionará un maléfico estratega capaz de sacarse cualquier sorpresa de la chistera. ¿Seguirá el camino del presidente francés Macron y convocará elecciones generales? ¿Permitirá el regreso con alfombra roja de Carles Puigdemont? Nadie duda de que maquinará lo único que le convenga. De momento Feijóo gana, pero él resiste. Ambos se mantienen en tablas, parece que todo cambia para seguir igual.