Elecciones en Cataluña

Las europeas se convierten en un duelo «mortal» entre Sánchez y Feijóo

Moncloa gana dos meses con la negociación en Cataluña. La expectativa de un posible adelanto de las generales se liga al resultado del 9-J

GRAFCAT4243. ARGELÈS-SUR-MER (FRANCIA), 13/05/2024.- El candidato de Junts a la presidencia de la Generalitat, Carles Puigdemont, durante la rueda de prensa que ha ofrecido este lunes en la que ha anunciado que presentará su candidatura en el Parlament para ser investido como president y ha afirmado que tiene opciones de lograrlo en segunda vuelta y liderar "un Govern de coherencia soberanista". EFE/David Borrat
Puigdemont anuncia que se presentará a la investidura en el ParlamentDavid BorratAgencia EFE

Cataluña entra en modo interrogante y puede estar así durante dos meses, hasta el verano, un tiempo que gana el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para intentar utilizar el buen resultado del PSC en las urnas como impulso personal en las elecciones europeas del 9 de junio. Unos comicios que, a priori, venían de cara para el Partido Popular, y que ahora ganan en tensión y en influencia sobre lo que pueda ocurrir en los próximos meses en la legislatura nacional.

Aun habiendo conseguido el domingo el PP un resultado muy por encima de las expectativas, las europeas son hoy una carga mayor para ellos y para su líder, Alberto Núñez Feijóo, que es a quien más se examinará en su política de oposición.

Sánchez también se examina porque, al final, estos comicios son un plebiscito de las anteriores generales, pero Cataluña introduce un elemento de distorsión que el PSOE cree que puede jugar a su favor para «dar la puntilla» a Feijóo. Los socialistas se mueven siempre a corto plazo, sin tener en cuenta que no pueden obviar esa ecuación que sostiene que todo lo que es bueno para Salvador Illa será malo, antes o después, para Sánchez en Madrid.

Pero como la negociación se alargará, y el ruido que llegue de Cataluña será confuso, la parte socialista se prepara ya para afrontar estas europeas con más entusiasmo y bajo el lema de que son el partido que han conseguido pacificar Cataluña. Ojo, porque en Cataluña, sin embargo, los partidos hacen un análisis distinto y no toman el resultado del PSC tanto en el sentido de que es un aval a la política de Sánchez en Madrid, sino más bien como un castigo durísimo a la mala gestión de ERC a frente de la Generalitat.

Pero al final la campaña de las europeas, que ya está en marcha, se nacionalizará por las dos partes, y el resultado de Cataluña obliga a cambiar el guion a socialistas y a populares. El PSOE, para sacar pecho de lo que entienden que es un «éxito» y el reconocimiento a que sus cesiones han servido para rebajar el poder del independentismo: confían incluso en pasar página de una generación de dirigentes que son los que están entorpeciendo que Cataluña avance y salga del estancamiento en la que la ha situado el «procés».

El PP mantiene la manifestación que ha convocado contra la amnistía en vísperas de las europeas

En el PP, que hoy analizará en su Comité Ejecutivo el resultado del domingo, están muy contentos con sus 15 escaños, que atribuyen a la implicación en la campaña de Feijóo, aunque sirvan de coartada a su líder regional, Alejandro Fernández, para sacar pecho y reivindicarse ante todos los que no compartían la decisión de que repitiese como candidato. Entre esos críticos estaban algunos de los principales espadas de la dirección nacional, y la opinión de ellos sigue siendo la misma, hasta el punto de que ayer ya comentaban en Génova que con otro candidato podrían haber llegado incluso a acercarse a los 20 escaños.

De todas formas, el resultado del domingo blinda a Alejandro Fernández ante el congreso del PP catalán que todavía está pendiente de celebrarse, a pesar de que la campaña no haya servido para superar la incomodidad en la que se mueven Feijóo y él cuando están juntos. Las listas de estas elecciones las hizo Génova, y Madrid también aspira a controlar el organigrama de la nueva dirección regional.

En todo caso, la satisfacción con el resultado del domingo va ligada a ese aumento de la presión sobre lo que está en juego en las europeas. Feijóo necesita movilizar a todo el partido, y que se sienta concernido en unos comicios que le afectan personalmente a él en la valoración de su liderazgo, pero también al conjunto del PP en su pulso nacional contra el PSOE.

Hoy mantendrá un primer almuerzo con los barones para comenzar a preparar estas elecciones europeas, y aquí deberá empezar a sentar las bases de esa movilización del PP que debe colocar el motor al nivel de revoluciones que exige unas generales. Si no se produce así, y la distancia entre los dos principales partidos es pequeña, Sánchez habrá conseguido redondear sus objetivos sin que esto altere su situación de precariedad parlamentaria en Madrid, y que amenaza con verse agravada por el resultado de los pactos en Cataluña.

Sánchez sabe que tiene atados de manos a ERC y Junts mientras la amnistía no sea definitiva

De hecho, si las europeas van bien para el PSOE, y Junts rompe definitivamente en Madrid, en las filas socialistas ya especulan sobre la posibilidad de que Sánchez se atreva a convocar elecciones generales con la percha de que su política «de reconciliación, diálogo y convivencia» ha sido un éxito y es el momento de pedir a los españoles un aval más amplio para gobernar con más soltura a nivel nacional.

Su política en Cataluña se ha medido solo en esa comunidad autónoma, pero no ha pasado el filtro del resto del territorio nacional, ni la amnistía ni el resto de cesiones al independentismo. Y esto es lo que también se someterá a examen en las elecciones europeas de junio. En relación a Cataluña, la crisis de ERC abre un marco de incertidumbre en el que los socialistas juegan con la posibilidad de que haya finalmente un tripartito, porque ERC no puede permitirse mandar a casi dos mil cargos al paro, o incluso especulan sobre un acuerdo con Junts, en el que Carles Puigdemont aceptase dar un paso al lado.

Todos los escenarios están abiertos, y hasta el PP quiere entrar en la pelea por el reparto de puestos en la nueva Mesa del Parlamento catalán, que se tiene que constituir coincidiendo con la votación de las europeas. En este nuevo marco, el PP mantiene la manifestación que ha convocado contra la amnistía en vísperas del inicio de la campaña europea, pero ellos mismos son conscientes de que la fuerza de esta convocatoria dependerá delos movimientos que hagan ERC y Junts.

Y los dos socios de Pedro Sánchez están atados de manos en tanto no vean definitivamente aprobada en el Congreso la amnistía.