Elecciones en Francia
Una volátil carrera al Elíseo
A 70 días de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesa, nadie se atreve a hacer pronósticos. La debacle inesperada del conservador François Fillon y el ascenso meteórico del independiente Emmanuel Macron dibujan un escenario imprevisible en el que no se puede excluir más sorpresas. Incluso el todavía presidente, el socialista François Hollande, no descarta una eventual victoria de la ultraderechista Marine Le Pen.
Y es que la larga campaña electoral por el Elíseo se ha convertido en un camino plagado de curvas. Para empezar, como en otros países occidentales, se advierte un fuerte desencanto ciudadano con los partidos tradicionales que se han sucedido en el poder durante la V República, inaugurada por el general De Gaulle en 1958. Muestra de ello es que los dos favoritos, Le Pen y Macron, se presentan ante el electorado como dos mesías providenciales que rechazan las tradicionales etiquetas de izquierda y derecha. Mientras, en los desorientados partidos “mainstream”, socialistas (PS) y conservadores (Los Republicanos) se ha asistido en las primarias a un auténtico voto de castigo contra sus figuras más emblemáticas. La derecha envió a casa al ex presidente Nicolas Sarkozy y al ex primer ministro Alain Juppé, visto hace apenas medio año como el favorito para frustrar las ambiciones presidenciales de la hija de Jean Marie Le Pen. En el campo del PS, los militantes y simpatizantes han optado por el izquierdista Benoît Hamon, un crítico acérrimo de la política económica de Hollande, frente al centrista Manuel Valls.
En definitiva, los franceses están hastiados de ver cómo las mismas personas se suceden durante décadas en las altas instituciones del Estado y prefieren caras nuevas, aunque carezcan de experiencia política (Le Pen) o de programa electoral (Macron). Una suerte de revuelta antiestablishment recorre Francia sin que ni los políticos ni la Prensa entiendan el porqué.
En este contexto, no puede sorprender a nadie que cualquier escándalo o tropiezo hagan saltar por los aires las previsiones más sesudas y provoquen una seísmo en los sondeos. Así ocurrió tras estallar el “Penelopegate”, que salpica a Fillon por emplear para trabajos ficticios a su esposa y dos de sus hijos a cuenta del erario público. En total, la familia Fillon se embolsó un millón de euros por unos trabajos de asistente de los que no existen pruebas.
Además, para dar más emoción a la batalla presidencial, la alargada sombra de Vladimir Putin trata de influir en el proceso electoral para que el próximo inquilino del Elíseo simpatice con Rusia. No por casualidad, el proeuropeo y atlantista Macron y su movimiento En Marcha se han convertido en el blanco de los ataque cibernéticos, así como de “falsas noticias” propagadas por la cadena Russia Today y la agencia Sputnik. Precisamente, la Prensa francesa apunta a medios próximos al Kremlin como los autores del rumor que atribuye al ex ministro de Economía una “doble vida” con el director de Radio France. Entretanto, los candidatos se despiertan cada mañana con sondeos muy ajustados. Uno de Ifop de ayer concedía un 25,5% a Le Pen, un 19,5%a Macron y un 18,5% a Fillon. ¿Quién dijo que la política francesa es aburrida?
pgarcia@larazon.es
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