El Euroblog
Una canciller en campaña electoral
A diez meses de las próximas elecciones federales, Angela Merkel ya está concentrada en ganar un tercer mandato como canciller. Como se demostró en la Cumbre de Bruselas de octubre, cuando logró retrasar un año la unión bancaria, el clima electoral en Alemania va a afectar irremediablemente a la política europea. Tras once derrotas regionales consecutivas desde 2009, la primera ministra alemana busco socios de gobierno para mantenerse en la Cancillería un tercer mandato.
En frente, la líder democristiana tendrá a un viejo conocido, el socialdemócrata Peer Steinbrück, que estuvo al frente del Ministerio de Finanzas durante la Gran Coalición (2005-2009). Su perfil centrista dentro del SPD y su popularidad como gestor de la crisis bancaria de 2008-2009 convierten al candidato socialdemócrata en un rival a tener en cuenta. Su principal punto débil, apunta la Prensa, es que su discurso es demasiado semejante al de Merkel. En su primer cara a cara parlamentario, Steinbrück acusó a la canciller de estar "aislando a Alemania en Europa con su política"y practicar "bullying"contra Grecia.
Aunque tanto Merkel como Steinbrück evitan públicamente hablar de reeditar el pacto de gobierno entre democistianos (CDU) y socialdemócratas y luchan por encabezar la Cancillería con sus propios socios, las últimas encuestas lo ponen en duda. Según un sondeo del instituto Forsa publicado esta semana, ni la actual coalición de centro derecha -CDU, social cristianos bávaros (CSU) y liberales (FDP)- ni una alianza rojiverde (socialdemócratas y ecologistas) sumarán los votos suficientes parar formar un Gobierno estable. Aunque el partido de Merkel sube hasta un 39% de intención de voto, no podría sumar el apoyo de los liberales, que con un 4% quedarían fuera del Parlamento al no alcanzar el 5% de votos necesarios. Mientras, los socialdemócratas, con un 26% y los Verdes, con un 14%, tampoco alcanzarían la mayoría necesaria. La oposición sólo podría desbancar a Merkel del poder si pactara con Die Linke (La Izquierda), que reúne a ex comunistas y socialdemócratas disidentes y suma un 9% de apoyos. Un escenario descartado categóricamente por el SPD.
Ralph Schulz, corresponsal en España del diario "Der Tagesspiegel"explica a LA RAZÓN que "ambos prefieren buscar con su campañas electorales mayorías en sus terrenos clásicos de la derecha y de la izquierda y naturalmente no quieren poner sus cartas sobre la mesa antes de la noche electoral"No obstante, añade Schulz, "también saben que tarde o temprano puede venir la hora de buscar mayorías, por lo que dentro de los escenarios políticos que guardan en los cajones está por supuesto la Gran Coalición. Aunque hablar de este fantasma queda por ahora prohibido".
A diferencia de las elecciones generales de 2009, la intención de voto de los alemanes evoluciona hacia un reforzamiento de los dos grandes partidos y un progresivo debilitamiento de los pequeños. Mientras que hace cuatro años SPD y CDU apenas sumaban el 57% de los votos, ahora ambos reúnen un 65%. Entre los pequeños, el Partido Pirata, que llegó a superar el 10% en los sondeos y ha entrado en cuatro Parlamentos regionales, apenas alcanza ahora el 5% ante la vaguedad de su programa electoral. Mención aparte merecen los liberales, partido bisagra por antonomasia de la República Federal, que hace cuatro años logró un 14,6% y ahora lucha por entrar en el Bundestag. Su coqueteo con el euroescepticismo y la salida de Grecia del euro ha sido un permanente dolor de cabeza para Merkel durante esta legislatura.
Ulrika Guerot, directora del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR) en Berlín, cree que aún es pronto para hablar de una gran pacto. "Una Gran Coalición no es necesariamente una buena noticia, ya que un Gobierno entre los dos mayores partidos hace muy difícil hacer política y sólo se contempla en situaciones de emergencia", comenta por teléfono a esta diario.
Con todo, la reciente elección en primarias de los candidatos ecopacifistas a la Cancilleria, los moderados Jürgen Trittin (ex ministro de Medio Ambiente con Gerhard Schröder) y Katrin Goering-Eckardt (vicepresidenta del Bundestag), ha puesto encima de la mesa la hipótisis de una coalición "negro-verde"entre democristianos y ecologistas. Pese a parecer un matrimonio contra natura, ambos partidos comparten su posición europeísta en defensa del euro y el abandono de la energía nuclear en 2022. Carro al que se sumó Merkel tras el accidente de Fukushima en 2011. Lo cierto es que la CDU y Los Verdes ya gobernaron juntos la ciudad Estado de Hamburgo.
En opinión de Gerd Langguth, politólogo de la Universidad de Bonn, "la posibilidad de una coalición nunca ha sido tan grande". "No es probable, pero sí posible. Si no hay votos suficientes para una coalición de centro izquierda con el SPD, estoy seguro de que Los Verdes cambiarán de canción la noche electoral y formarán una coalición con Merkel. Ellos quieren volver al poder". Para añadir aún más credibilidad a esta hipótesis, el eurodidputado franco-alemán Daniel Conhn-Bendit reconoce en una entrevista al semanario "Der Spiegel"que "no parece que vaya haber apoyos suficientes para una coalición SPD-Verdes"y "es posible que los electores nos fuercen a otra opción y deberíamos estar preparados para ello".
Sobre la repercusión del proceso electoral alemán en la política europea, Guerot considera que "la eurozona no puede esperar a que lleguen las próximas elecciones". "Alemania hará todo lo necesario para salvar el euro. No necesitamos que cambie el Parlamento para eso. Este Gobierno está preparado para hacer todo lo necesario y es más inteligente para él mismo tomar las medidas que sean necesarias ahora".
pgarcia@larazon.es
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