Política

Referentes liberales para tiempos de crisis

Díaz Ayuso y Merkel, grandes protagonistas para LA RAZÓN de este 2021, un año negativo para la libertad y la economía

El mundo recorre la segunda Navidad de la pandemia inmerso en una vorágine explosiva de contagios por Ómicron. Cuando se progresaba hacia la normalidad precontagio, el virus nos ha devuelto a la pesadilla, aunque, es cierto, con variables decisivas como la vacunación y todo el arsenal defensivo que hemos acumulado y que ha contenido los estragos de la enfermedad. Estamos a unos días de cerrar 2021 y LA RAZÓN ha querido poner a disposición del lector su balance en un especial con los análisis sobre grandes acontecimientos del año. Hemos elegido dos líderes como las protagonistas de estos doce meses. Como toda apuesta, ha requerido renunciar a personalidades que habían sumado méritos. Pero hemos entendido que Isabel Díaz Ayuso y Angela Merkel han sido fenómenos políticos de honda incidencia y resonancia. Dos mujeres con notorias semejanzas y elementos comunes en su discurso y en el ejercicio del servicio público y del patriotismo y también, claro, de singularidades y disparidades propias de su perfil, carácter y biografía. Por encima de la brecha generacional, en ambas brillan sobre otras consideraciones no menores su defensa y su compromiso con la libertad individual y los valores que de ella emanan. Cada una en su tiempo institucional, para la española, en los albores de su carrera, y para la alemana, ya en el ocaso, luchar por una sociedad más libre y justa, con sus cualidades y sus defectos, con sus aciertos y sus errores, ha sido la virtud sobresaliente. Para la presidenta de la Comunidad de Madrid, 2021 ha sido de una enorme exigencia con multitud de frentes abiertos que pelear y contener para atender a las urgencias de una sociedad golpeada por el virus. Una ardua prueba que se saldó con su gran victoria electoral del 4-M, que giró la aritmética demoscópica nacional a favor del PP. En las más complejas circunstancias, su gestión de la pandemia, siempre en la vanguardia y pese a la oposición frontal del gobierno de Pedro Sánchez, ha gozado de reconocimiento nacional e internacional. Caracterizada por la proporcionalidad, racionalidad y un crucial asesoramiento científico, ha priorizado atender a la emergencia sanitaria sin arruinar la economía hasta consolidar Madrid como la locomotora de España. La primera mujer canciller alemana bien podría ser el espejo para gobernantes y liberales como Ayuso. En este año del adiós, su legado merece ser ponderado con las lógicas luces y sombras. Durante 16 años se ganó la confianza de sus compatriotas. Europeísta y nada sectaria –valedora de la gran coalición–, su estilo sosegado y pragmático, su incuestionable temperamento y experiencia como estadista, la han capacitado para guiar a su país en serios ciclos críticos y elevar el peso de Alemania en el contexto internacional. Referentes del «mundo libre», cada una con su proyección y connotaciones, han sobresalido en un marco depresivo, agudizado en el tormentoso crepúsculo anual. El periodo que acaba ha sido nocivo para la causa de la libertad y la prosperidad en España y en el mundo. La pandemia ha sido aprovechada para estrechar derechos y las pulsiones despóticas y autoritarias han avanzado. En nuestro país, con episodios escandalosos como la declaración de inconstitucionalidad de los estados de alarma de Pedro Sánchez y su cogobernanza, más la erosión democrática y económica fruto de una gestión incapaz del gabinete de coalición, renovado en varias ocasiones, con despedida de Pablo Iglesias y ascenso de Yolanda Díaz. El balance eufórico, ajeno a la angustia de las familias asfixiadas por los costes disparados, sin una economía que responda, retrató de nuevo ayer a Pedro Sánchez como el presidente que los españoles no merecen. Lo hizo horas después de que la OCDE señalara a la España socialista comunista como la peor economía avanzada del mundo. Rodeados por la incertidumbre de la pandemia, y de su incidencia en el empleo y en nuestros bolsillos, del creciente peso tóxico de los enemigos de la España constitucional en la gobernabilidad, 2022 abre el portón electoral con Pedro Sánchez decidido a llegar hasta el final. Urge un cambio de rumbo. Más y mejor democracia que esta que languidece.