Editorial

El penúltimo golpe fiscal del Gobierno a hogares y empresas

El Gobierno quiere ingresar cuanto más mejor y venga de donde venga, que tienen que alimentar la monstruosa máquina social que llevan seis años creando como un mecano que nunca deja de añadir piezas

Pedro Sánchez y María Jesús Montero durante un pleno del Congreso de los Diputados.
Pedro Sánchez y María Jesús Montero durante un pleno del Congreso de los Diputados. Alberto R. RoldánLa Razón

Recaudar. Recaudar. Recaudar. Y recaudar. Esa parece ahora la mayor preocupación del Gobierno de coalición de PSOE y Sumar, exprimir las ubres de la vaca de hogares y empresas hasta que le queden solo los calostros. Ingresar cuanto más mejor y venga de donde venga, que tienen que alimentar la monstruosa máquina social que llevan seis años creando como un mecano que nunca deja de añadir piezas.

Se está viendo con claridad en los últimos pactos firmados por los dos socios. Han decidido quitarse las caretas de la gobernanza púdica y arrogarse directamente las máscaras de carteristas impúdicos, tras las que ocultan el rostro los que nos meten la mano en el bolsillo, nos quitan la cartera y, cuando nos damos cuenta, ya es tarde.

Aquel famoso eslogan de «Hacienda somos todos» lo tiene claro la mayoría de la población, que cumple a rajatabla con sus obligaciones fiscales. Pero estos deberes deben tener un límite que valore el verdadero nivel de vida de los españoles. No vale con decir que los contribuyentes aún son capaces de aguantar una subida de cuatro puntos de presión fiscal (Sánchez «dixit») –unos 60.000 millones extras–, o incluso el doble, como aseguró Yolanda Díaz poco después. La economía española, los sueldos, la capacidad adquisitiva y las necesidades de nuestro tejido productivo no son comparables al de las economías europeas de primer orden. Siempre hemos sostenido que los del Viejo Continente ganan más, pero en España se vive mejor. Un axioma que tiene los días contados si el Ejecutivo lleva adelante su plan fiscal, que han disfrazado de una falsa y trasnochada lucha de clases, bajo el supuesto de proteger al débil contra el poderoso.

De nuevo por la puerta de atrás, el Gobierno quiere colar en el proyecto de ley que establece una tributación mínima del 15% a las multinacionales en el impuesto de Sociedades una mini reforma fiscal que únicamente han pactado Sánchez y Díaz, y que incluye, entre otras medidas, la exención fiscal de los seguros sanitarios o la subida de la tributación de las socimis.

Cada una de ellas tendrá un impacto directo en la economía y el gasto público. Gravar la sanidad privada implica sobreexponer a la pública y llevarla al borde del colapso al tener que asumir los pacientes que dejen el paraguas de las aseguradoras por no poder pagar el incremento de las cuotas. Y las socimis, que pasarían a tributar un 25%, reducirían su generación de caja y capacidad de pago de dividendos, lo que abriría la puerta a su salida de España, con el consiguiente agujero en el mercado inmobiliario. Afortunadamente enfrente volverá a encontrar al PP, al que en esta ocasión se unirán dos de los socios de conveniencia de Sánchez, Junts y PNV, que ya han dicho que votarán en contra.

Gobernar no consiste en exprimir a los ciudadanos para construir una república de Barataria propia. Es gobernar para todos.