Agricultura
Seis años de Teresa Ribera como «jefa» y Luis Planas de «súbdito»
Son de los pocos que siguen en su puesto: unos «sanchistas de pata negra». El ministro de Agricultura podría poner rumbo a Bruselas si la candidata socialista a las europeas no alcanza sus aspiraciones en la nueva Comisión
Hace unos días se cumplieron seis años desde que Luis Planas ocupó el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, y Teresa Ribera el de Transición Ecológica. Son dos de los pocos que continúan en su puesto desde que el marido de Begoña Gómez llegó a La Moncloa, convertidos en unos auténticos sanchistas de pata negra.
Y, en estos seis años, el campo español ha estado de lo más movilizado. A principios de 2020 tuvo lugar la primera oleada de protestas que en ese momento fue la más importante de este siglo. Solo la llegada de la pandemia puso fin a las tractoradas, cortes de carreteras y manifestaciones. La mayoría de la reivindicaciones eran de carácter nacional y estuvieron provocadas por la gestión de Planas y de Ribera, así como por las medidas anunciadas por otros miembros del Gobierno. El ministro de Agricultura se comprometió a poner en marcha una serie de medidas que cuatro años más tarde no se habían cumplido en su mayor parte. A principios de 2024, los agricultores y ganaderos volvieron a salir a las carreteras y sumaron a las reivindicaciones anteriores otras de carácter europeo: reducción de la burocracia y de la carga administrativa aumentada y agravada con la nueva PAC, que entró en vigor a principios de 2023; quejas por las nuevas exigencias de carácter verde a las que se debían enfrentar, lo que suponía mayores costes de producción; necesidad de poner en marcha las cláusulas espejo para poner fin a la competencia desleal de países terceros o planes de agua más acordes con las necesidades del sector agrario. Esta oleada de protestas, que se convirtió en la más importante del siglo estuvo protagonizada tanto por las organizaciones agrarias tradicionales y reconocidas como Asaja, COAG y UPA, como por la Unión de Uniones, a la que Planas ha reconocido de hecho, aunque no de derecho; sin embargo, la novedad más importante es que al principio las convocantes fueron plataformas independientes, que surgieron de forma «espontánea» por todas las provincias.
Hace ahora seis años, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación quedó reducido a la mínima expresión, porque las competencias que tenía en materia de medio ambiente fueron a parar al de Transición Ecológica. Planas, fiel a su línea de ponerse de perfil y evitar problemas, se dejó arrebatar por Ribera, por ejemplo, la política de aguas. Es verdad que los regadíos siguieron en Agricultura, pero quién decide el agua que hay para regar es Transición Ecológica y eso quedó patente en la modificación de los Planes de Cuenca, en la que se congeló o se redujo la dotación de agua para riego. Si no hay más agua, difícilmente puede haber más regadíos, salvo que se ahorre en los actuales. Otro punto emblemático en el que Planas se puso de perfil ante la que denomina «la jefa», es decir, Ribera, fue el aumento de la protección del lobo, que ha sido muy cuestionada por los ganaderos de las llamadas comunidades loberas. Las exigencias verdes de la nueva PAC en España han ido más allá de lo que demandaba Bruselas por orden de Ribera, mientras Planas ha pasado. En el «debe» de este último está la imposición del Plan Estratégico de la PAC a los consejeros de las autonomías. Por otro lado, la asignación real del dinero de la PAC a España durante el actual periodo presupuestario ha sido más baja que en el anterior.
En los próximos meses los caminos de Teresa Ribera y de Planas podrían volver a cruzarse todavía más en Bruselas. El marido de Begoña Gómez y la ministra que encabezó la candidatura socialista en la elecciones europeas quieren conseguir una comisaría importante, que abarque las competencias en materia de energía y clima, con medio ambiente a ser posible, y, sobre todo, una vicepresidencia con competencias en lo que sea o huela a «verde». Dicho de otra manera, que, si logra sus objetivos, Ribera podría supervisar también la comisaría de Agricultura. ¿Lo va a admitir Ursula von der Leyen, si resulta reelegida como presidenta de la Comisión Europea? Y ahí surge la otra duda: si finalmente Teresa Ribera no alcanza sus objetivos, ¿terminará marchándose a Bruselas o se quedaría en España y Sánchez enviaría a otra persona a la Comisión Europea? En este segundo supuesto, Planas figura como sobresaliente y podría salir del Ministerio de Agricultura de una vez por todas (es su deseo) y terminar, con esta carambola, su dilatada carrera política en el Colegio de Comisarios en Bruselas.
✕
Accede a tu cuenta para comentar