Trabajo
Luchar contra la corrupción desde la empresa
El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas CIS revela que la corrupción sigue siendo, despúes del paro, la principal preocupación de los españoles. ¿Pero qué se entiende por corrupción? Daniel Arenas, profesor del Departamento de Ciencias Sociales de Esade explica que la definición más aceptada es la definición general de Transparencia Internacional. Esta organización no gubernamental a escala universal dedicada a combatir la corrupción, congregando a la sociedad civil, sector privado y los gobiernos en una amplia coalición global, la define como «el abuso de poder para beneficio propio». Arenas explica que esto incluye «tanto el caso de un funcionario público o de un político que exigen o aceptan un soborno de una empresa (en forma de regalo o dinero para sí mismos o para su partido político) como el caso de un director de operaciones de una empresa que privilegia un proveedor sobre otro a cambio de regalos o pagos para su beneficio privado». Dentro de esta definición también entraría el fraude, que se define como «engañar de forma deliberada para obtener una ventaja de forma indebida o ilícita (por ejemplo una ventaja financiera). Por ello, muchos consideran la evasión de impuestos, el lavado de dinero, o el uso de “paraísos fiscales” también como formas de corrupción», subraya Arenas.
Código penal
«La lucha contra la corrupción debe formar parte ineludible del compromiso ético de cualquier empresa. No hacerlo equivale a negar el concepto empresarial en sí mismo», según explica Miguel Ángel Montoya, abogado penalista en Attrio Abogados. Añade que la parte positiva de todo esto es que los instrumentos de lucha contra la corrupción a nivel nacional y, especialmente a nivel internacional se han puesto en marcha dando mejores armas para acabar con la corrupción. De hecho, la necesidad de establecer medidas de anticorrupción nace de la reforma del Código Penal de 2010 que establece que la empresa será responsable del comportamiento poco ético del empleado. En 2015 se vuelve a reformar y se introduce el artículo 31 bis que establece un sistema de exención de la pena si la empresa implanta programas de prevención de delito. En este contexto de cambio, ¿cómo evitar la corrupción en la empresa? Según Montoya, «la mejor forma es invirtiendo en la empresa para fortalecerla y hacerla más competitiva. De esta manera se puede prevenir el uso de malas prácticas como sobornos, tráfico de influencias o cualquier otra modalidad de corrupción».
¿Qué están haciendo las empresas para luchar contra la corrupción? Según el profesor de Esade, la prevención y erradicación de la corrupción ha pasado por:
Mayor transparencia: «Las empresas rinden cuentas de forma más visible y predecible para evitar sospechas».
Mayor formación: «Muchas empresas dan a sus empleados formación sobre dónde están sus riesgos de corrupción y los riesgos de conflicto de intereses».
Códigos de conducta: «Muchas empresas han elaborado códigos de conducta para sus empleados y para sus proveedores y distribuidores, para que sepan qué se espera de ellos, incluyendo las medidas disciplinarias que se aplicarán si no se cumplen los principios de conducta incluidos en el código».
El «chivato»
A pesar de ello, Daniel Arenas sostiene que «todavía existen muchos casos de corrupción que alarman a la ciudadanía que se vuelve cada vez más crítica hacia la actividad empresarial».Aconseja añadir algunas políticas y estructuras, por ejemplo aquellas que faciliten el «whistleblowing», es decir, la denuncia de irregularidades. «En nuestra cultura esto tiene una connotación negativa (la de chivato), pero si no hay denuncias no se puede alertar sobre estos abusos, tanto internamente como externamente». También aconseja comunicar internamente lo que la empresa está haciendo en términos de lucha contra la corrupción, incluso reportando incidentes menores para ir creando la cultura de lo que no es lícito hacer. «Si no se reportan y comunican internamente las irregularidades que se han detectado y se han corregido, se puede dar la impresión de que no importan y son toleradas».
Por otro lado sostiene que las empresas «deberían involucrarse más, en algunos casos quizá a través de las asociaciones empresariales, en promover un contexto de transparencia y de no corrupción en los países en los que desarrollan sus actividades, apoyando reformas regulatorias que luchen contra la corrupción, prevenga prácticas de oligopolio, y que promuevan la transparencia, para que no sea una desventaja competitiva trabajar de forma honesta».
Por último, apunta que los directivos deben ser conscientes también de que la corrupción aparece más como riesgo al tener más poder. «Está claro que un individuo está más susceptible de ser objeto de soborno o de corromper a otros cuando tiene más poder. Por lo tanto, el ejemplo de los que tienen más poder en una organización es fundamental para el resto de la organización».
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