España
Español comprometido y universal
Una gran tristeza. Este es el sentimiento que me ha producido el fallecimiento de Emilio Botín y que comparto con su esposa, Paloma, sus hijos y familiares. Un sentimiento que nace de nuestra relación personal de amistad y del convencimiento de que España pierde con él a un hombre único.
La relación que he mantenido con Emilio Botín ha sido muy gratificante para mí, tanto en el plano personal como en el empresarial, por la vitalidad que irradiaba y por su compromiso con la entidad que presidía y con el impulso de la mejor imagen de España en el mundo.
Si su padre tuvo el talento de convertir un pequeño banco regional en la sexta entidad nacional, el extraordinario mérito de Emilio Botín Ríos reside en haber elevado en pocos años la organización heredada al liderazgo del mercado nacional e internacional, hasta lograr que Banco Santander sea hoy la primera entidad de la eurozona y una de las 10 primeras del mundo por capitalización bursátil.
Emilio Botín ha sido un hombre dedicado en cuerpo y alma a su trabajo como presidente de Banco Santander. Su modo de gestionar ha sido ejemplar en aspectos clave para el progreso económico y social de las empresas: definición de objetivos, lo que supone una clara visión de futuro; capacidad para crear un excelente equipo humano; innovación, para ofrecer a los clientes nuevos productos financieros y el mejor servicio; audacia, para llevar a cabo operaciones de gran calado en el sector; permanente internacionalización, y decidido apoyo a la Universidad y al mundo científico.
Deja un banco que ha sido conducido a la cima con seguridad de marcha y en el que figuran importantes miembros de su familia, tan experimentados como su hija Patricia, que ha logrado éxitos relevantes como presidenta del banco en el Reino Unido, uno de los mercados más competitivos del mundo.
La historia del mundo y de las naciones la escriben los hombres y mujeres con su trabajo y esfuerzo de cada día y, ciertamente, la historia de nuestra España, de la marca España, sería incomprensible sin la figura singular del gran Emilio Botín Ríos.
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