Los datos de paro registrado y afiliación del mes de mayo divulgados ayer por el Ministerio de Trabajo y el de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones son, en una primera y superficial lectura, notables. El número de personas registradas en las oficinas de empleo se redujo el mes pasado en 49.260 personas, hasta dejar el total de parados en 2.739.110 personas, la cifra más baja en un mes de mayo desde 2008. En cuanto a la creación de empleo, el número de afiliados a la Seguridad Social aumentó en 200.411, lo que situó el número total de cotizantes en una media de 20.815.399 personas, la cifra más alta registrada.

Pero tanto un dato como el otro encierran tendencias más preocupantes que los meros números totales. En lo que respecta a la creación de empleo, la realidad es que las horas trabajadas por estos 20,8 millones de afiliados están por debajo de las que se hicieron con un número inferior de trabajadores en 2019. Las horas trabajadas por todos los ocupados se situaron en 8.554.873,9 en el primer trimestre de 2019 con 19,8 millones de trabajadores. Sin embargo, en el primer trimestre de 2023, con 20,6 de afiliados, muy cerca de los 20,8 millones actuales; fueron 8.476.989,8, según los datos ajustados por estacionalidad y calendario de la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre, el dato más reciente que hay disponible. Es decir, cada empleado trabaja ahora menos horas y tiene, por ello, menos ingresos. «Los ministros del Gobierno decían que “no se crea empleo, se trocea” cuando las horas trabajadas bajaban ligeramente», recuerda un tanto irónico Daniel Lacalle, doctor en Economía y economista jefe de Tressis. Los datos de abril -los de mayo todavía no están disponibles- afirman que la duración media de las contratos fue de 45,33 días, frente a los 54,48 del mismo mes de 2022.

El ritmo de creación de empleo de mayo también suscita recelos entre los expertos. Desde la compañía de recursos humanos Randstad recuerdan que este suele ser el mes que mejor comportamiento suele tener dado que está a las puertas de la campaña turística de verano, tan importante para el mercado laboral español y que tanto empleo, sobre todo temporal, genera. Sin embargo, recuerdan que los algo más de 200.000 empleos que se crearon son la menor cifra desde 2016 -con la sola excepción de 2020, año completamente excepcional por el coronavirus-. Lo mismo ocurre, recuerdan, con la bajada del paro, cuya magnitud ha sido «francamente decepcionante», según Randstad. «En la última década, el descenso promedio en los meses de mayo fue de 93.000 personas, prácticamente el doble de los 49.000 parados de este último mes», advierten.

«Lo habitual es que el empleo crezca en mayo más que en abril y que el paro se reduzca en mayo más que en el mes anterior. Esa norma no se cumplió esta vez, lo que insinúa un debilitamiento de la fuerte tendencia de los meses anteriores», coincide con Randstad Javier Blasco, director de Adecco Group Institute.

De tendencias malas habla también el dato de contratación, según el Gabinete de Estudios del Sindicato USO. «Si la contratación es un indicador de la actividad económica, esta nos indica que se está produciendo una ralentización de la misma y que ya está afectando al empleo», advierte en un análisis sobre los datos conocidos ayer. El número de contratos registrados en mayo fue de 1.412.061. Supone una bajada de 228.534 (-13,93%) sobre el mismo mes de 2022. Por su parte, la contratación acumulada en los cinco primeros meses fue de 6.170.023, lo que supone 1.632.895 contratos menos (-20,93%) que en igual periodo del año anterior.

El sindicato denuncia, además, que más de 44.899 personas firmaron más de un contrato indefinido el pasado mes, algo que, a su entender, es una constatación de que «la rotación en el empleo ha llegado a la contratación indefinida, que está dejando de ser sinónimo de tener y mantener un empleo estable», según advierte.