Industria aeronáutica
De cómo una huelga en Wichita puede paralizar la producción de Boeing y dejar tocada la de Airbus
La planta de Spirit AeroSystems en esta ciudad de Kansas es crucial para la producción de muchos modelos del fabricante americano y de alguno del europeo. Sus trabajadores se han puesto en huelga y su actividad se ha detenido
Pocos a este lado del océano sabrán ubicar en un mapa dónde está Wichita. Pero esta ciudad estadounidense del Estado de Kansas concentra ahora mismo buena parte de atención de la industria aeronáutica dado que los trabajadores de una de sus empresas más relevantes, Spirit AeroSystems, han comenzado una huelga que ha detenido su actividad desde el pasado jueves y que tiene un alcance casi global.
Los trabajadores de la planta agrupados en la IAM (International Association of Machinists and Aerospace Workers) rechazaron el nuevo contrato laboral que les ha ofrecido la dirección de la compañía y anunciaron una huelga a partir de las 0.00 del viernes 23, lo que propició que Spirit AeroSystems detuviera sus operaciones a partir del primer turno del jueves de la pasada semana.
La suspensión de la actividad de esta fábrica puede tener un impacto muy significativo en la producciónBoeing ahora que el fabricante americano estaba tomando velocidad de crucero tras los complicados años de la pandemia. En Estados Unidos se especula, incluso, con que podría llegar a detenerla. Y es que Spirit AeroSystems fabrica el fuselaje para el 737 MAX de Boeing, su avión más vendido. Además, construye el fuselaje delantero, incluida la cabina, de cada uno de los modelos de esta compañía, así como una variedad de otras piezas estructurales para las alas y los pilones del motor.
Dada esta gran variedad de piezas que la planta de Wichita le suministra, la producción de Boeing en sus factorías de Renton y Everett podría quedar detenida si las protestas se prolongan, según un análisis publicado en "The Seattle Times". "(La próxima huelga) amenaza el ritmo de producción de Boeing en estos programas", ha dicho también el analista de JPMorgan Seth Seifman en una nota. La última vez que los trabajadores de Spirit hicieron huelga, las protestas duraron más de 50 días.
Duro contratiempo
Para Boeing, una hipotética parada de su cadena de producción supondría un nuevo y duro contratiempo, sobre todo en lo que se refiere a sus modelos 737 MAX y 787, que ya han sufrido importantes percances. En el caso del segundo, por problemas de calidad. Y en el del primero, porque a ello se suma que tras los dos accidentes de 2018 y 2019 en los que fallecieron 347 personas, el modelo atravesó una profunda crisis que afectó a toda la compañía. Boeing entregó 111 aparatos de este modelo en el primer trimestre del año y sus planes apuntaban a incrementar su producción de 31 a 38 aviones este mes, aunque otro problema con una pieza suministrada precisamente por Spirit AeroSystems había puesto este objetivo en entredicho.
En respuesta a la huelga, Boeing emitió un comunicado diciendo en el que aseguró que está "monitoreando la situación y apoyando a nuestro valioso proveedor". En un correo electrónico enviado a los empleados el pasado jueves, el consejero delegado de Boeing Commercial Airplanes, Stan Deal, pidió a los trabajadores que se mantuvieran enfocados en la construcción de aviones y prometió actualizarlos a medida que Spirit recibiera más información.
Más afectados
Pero el conflicto laboral de Wichita también puede tener repercusiones a este lado del Atlántico. Spirit también es proveedor de Airbus. Y aunque el consorcio europeo no es tan dependiente como su rival americano de Spirit, también recibe desde la planta de Kansas algunas piezas para el A220, incluidos algunos sistemas, el "hardware" del puntal al ala y el paquete de carenado de popa. El fabricante de Wichita también suministra elementos de los aviones de la brasileña Embraer.