Transporte

El caos ferroviario hunde la puntualidad de Renfe al 76% en el último año

La media de los últimos años ha ido cayendo desde el 92%. Con los nuevos trenes Avril cumplir con la hora de llegada y salida se ha desplomado hasta el 40%. En el corredor del norte desde Madrid, solo tres de cada 10 trenes llegan con puntualidad

Talgo Avril
Talgo Avril Renfe

La concatenación de obras y su retraso, el pobre mantenimiento de algunas instalaciones, los problemas estructurales que se han acentuado en los últimos tiempos, el envejecimiento de las infraestructuras, la falta de inversiones o el remate del mal funcionamiento de los nuevos trenes Avril de Talgo ha hundido las cifras de puntualidad y fiabilidad de Renfe –en todos sus servicios de AVE, Avlo, Alvia e Intercity– hasta el 76%, según fuentes consultadas por Efe, cuando hasta ahora se situaba anualmente por encima del 92%, salvo el año pasado que ya empezó a notar los efectos del mal servicio con menos de un 80% de puntualidad. Una situación que se desploma por debajo del 41% en los convoyes Avril S106 por las continuas incidencias provocadas por averías y disfunciones del material motor, problemas en la tracción, bloqueos en las puertas de acceso y falta de estabilidad de los vagones y locomotoras.

Desde su puesta en servicio hasta el pasado 5 de agosto, los S106 han realizado 1.768 servicios, y en tres de cada 10 se registró alguna incidencia, para sumar 479, de las que 352 produjeron retrasos de entre 10 y 30 minutos en la llegada o salida de los trenes; 99 provocaron demoras de entre 30 minutos y 60 minutos, y 28 llegaron más de una hora tarde. En 14 servicios fue necesario trasbordar a los viajeros.

El pasado ejercicio Renfe tuvo que hacer frente a un pago de 42 millones de euros en compensaciones a pasajeros por retrasos e incidencias, una cifra que este año será muy superior, en torno a los 55 millones, según fuentes consultadas por este periódico.

Sólo con el último incidente grave, causado por la inhabilitación de la vía de entrada de la estación madrileña de Chamartín, provocó un efecto en cadena que afectó a 34 servicios y casi 12.000 pasajeros, por lo que Renfe ha tenido que indemnizar a los viajeros afectados con 390.000 euros.

Los malos datos son especialmente sangrantes en algunas líneas. Por ejemplo, en el corredor del norte (Madrid-Asturias y Madrid-Galicia) las cifras de llegada en hora –las que tienen un retraso máximo de tres minutos– su ratio de puntualidad se sitúa por debajo del 30%, por lo que solo tres de cada 10 trenes alcanzaron su destino a la hora establecida. En el corredor nordeste, que enlaza Madrid con Aragón y Cataluña, la situación apenas mejora (46%), mientras que en el de Levante (Madrid-Valencia-Alicante-Murcia) la tasa llega al 60%.

Aunque los nuevos trenes apenas representan únicamente el 9% del total del parque media y larga distancia en circulación de Renfe, su paupérrimo índice de puntualidad ha desplomado los ratios globales de la compañía.

Renfe ya ha anunciado que pedirá compensaciones económicas a Talgo por las «graves incidencias técnicas» que están registrando los nuevos trenes. En un comunicado confirmó que emprender «acciones por responsabilidad contractual y extracontractual contra Talgo». La compañía pública no ha dado todavía la cifra que va a exigir a Talgo, que dará a conocer cuando cuantifique el daño reputacional y el montante de las indemnizaciones a viajeros que está sufriendo la compañía por la situación derivada de las incidencias reiteradas de estos trenes Avril. Renfe defiende que ya ha solicitado en repetidas ocasiones a la dirección de Talgo una solución inmediata a estas incidencias, que se reproducen desde el primer día de su puesta en circulación. Estas compensaciones se sumarían a las indemnizaciones de más de 167 millones de euros que Renfe habría pedido ya a Talgo por los continuos retrasos en la entrega de este modelo.

Para intentar minimizar las incidencias, los equipos técnicos de Renfe están elaborando un informe de fiabilidad sobre la operación global de la serie 106 de Talgo, con el objetivo de tomar las «medidas de ajuste operativo oportunas» ante las incidencias sucedidas desde su puesta en marcha, que «conllevarán el inicio de todas las acciones judiciales necesarias para el resarcimiento de daños y perjuicios a Renfe».

Aunque Renfe desvía la mayor parte de la atención de los retrasos sobre Talgo, a nadie se le escapa que las incidencias se han generalizado en los últimos tiempos. Viajeros caminando por las vías en la línea que une Madrid con Extremadura parece ya algo habitual. O el incidente más reciente: el motín de los 500 pasajeros que estuvieron durante más de dos horas sin electricidad en el tren, a más de 50 grados y sin atención de la compañía, lo que provocó la rotura de las ventanas por parte de algunos viajeros para intentar refrescar el ambiente, que ya había provocado decenas de mareos y lipotimias.

A estos incidentes se suma el caos por las obras de la estación de Chamartín, centro neurálgico ferroviario, que sigue provocando miles de retrasos, especialmente en los últimos meses, tanto en las líneas de Cercanías como en las de media y larga distancia.

Las obras arrancaron en 2008 para la construcción de un túnel de ancho estándar entre ese punto y Atocha que configurara una gran estación ferroviaria con esas dos terminales. En 2020 se aprobó la construcción de un máximo de 18 vías de alta velocidad y 13 de Cercanías. Hasta el momento la obra ha movilizado más de 500 millones de euros y está previsto que finalicen en junio de 2026 para poder dar servicio hasta 55 millones en 2030. Pero hasta ahora sólo han provocado retrasos.