Impuestos

BBVA: «Subir la presión fiscal no convertirá a España en un país del norte de Europa»

El servicio de análisis del banco cree que puede ser contraproducente para la economía

La ministra de Hacienda en funciones, la socialista María Jesús Montero
La ministra de Hacienda en funciones, la socialista María Jesús Monterolarazon

¿Subir o bajar impuestos? ¿Elevar la recaudación a base de aumentar la fiscalidad o reducirla para intentar incentivar la economía? Esta es una de las principales cuestiones que han de dilucidar los gobiernos para apuntalar su política económica. El actual Ejecutivo (en funciones) de Pedro Sánchez ha optado por la primera opción, a juzgar por la batería de subidas impositivas que ha anunciado o, al menos, insinuado desde que llegó a La Moncloa. Sin embargo, muchas son las voces que alertan de un efecto contrario al deseado si se materializan, con un grave impacto sobre la actividad y, en consecuencia, sobre la recaudación final.

En este sentido, BBVA Research avisó ayer de que «el aumento de la presión fiscal en España no nos convertirá necesariamente en un país del centro o norte de Europa, sin ese cuidado por mejorar antes la eficiencia de todas nuestras políticas públicas e impuestos, evaluando sus resultados y su vigencia. Más bien al contrario». De hecho, el departamento de estudios de la entidad financiera asegura que es más probable que nos lleve a una situación como la de Italia, con una presión fiscal similar a la del promedio europeo, pero con una eficiencia del sector público inferior a la de España, con el coste que ello supone en términos de crecimiento y bienestar.

Señala que en España el argumento que suele utilizarse es que, según Eurostat, su presión fiscal (ingresos públicos sobre PIB) en 2018 era del 38,9%, 6,1 puntos por debajo de la media de la Unión Europea (45%). Para BBVA, «nada asegura que la presión fiscal actualmente existente en la UE refleje las preferencias de los ciudadanos europeos dentro de una década, ni tampoco las de la sociedad española». Incluso aceptando que fuese un buen referente, presupone que si España iguala su presión fiscal a la media europea alcanzaremos su nivel de bienestar. «De nuevo se trata de un supuesto arriesgado sin las cautelas apropiadas», afirma. Concluye que la presión fiscal es «resultado de la eficiencia con la que funcionan las administraciones públicas y de la calidad de sus instituciones».