Banco Popular
Ángel Ron, el patrón que deja el timón del Popular en el momento más difícil
La pérdida de confianza de algunos de los principales accionistas parece haber sido el detonante que ha forzado su salida
Ángel Ron, el banquero afable que durante más de una década ha tenido en sus manos el timón del Banco Popular, abandona la presidencia de la entidad financiera cuando atraviesa uno de los momentos más difíciles de su historia.
Ángel Ron, el banquero afable que durante más de una década ha tenido en sus manos el timón del Banco Popular, abandona la presidencia de la entidad financiera cuando atraviesa uno de los momentos más difíciles de su historia.
La pérdida de confianza de algunos de los principales accionistas, entre ellos la familia mexicana Del Valle, parece haber sido el detonante que ha forzado su salida, a pesar de sus esfuerzos por enderezar el rumbo del banco.
Licenciado en Derecho por la Universidad de Santiago de Compostela, ciudad en la que nació en julio de 1962, Ron comenzó su trayectoria en el Popular cuando tenía apenas 21 años; poco después se trasladó a Madrid y empezó a asumir mayores responsabilidades.
En 1998 fue nombrado director general de la red comercial y en marzo de 2002, antes de cumplir los 40, ya era el consejero delegado del Banco Popular.
En 2004, tras la renuncia de Luis Valls Taberner, fiel al Opus Dei, Ángel Ron asumió la presidencia del grupo de forma compartida con Javier Valls Taberner, hermano del anterior presidente y heredero de una saga de banqueros catalanes.
En 2006, la dimisión de este último aupó a Ron a la presidencia única de Banco Popular, hasta ese momento una de las entidades más rentables y eficientes de España, que comenzó una nueva etapa.
La prudencia que había guiado a la entidad años atrás había dado paso ya a una nueva estrategia centrada en el apoyo a las familias y especialmente a las pymes, incluidas las promotoras del “boom” inmobiliario, lo que tras el estallido de la burbuja traería serias consecuencias para el banco.
Además, en 2007, poco antes del estallido de las hipotecas “subprime” el Popular dio el salto a Estados Unidos con la compra de Totalbank en Florida y en plena crisis económica se atrevió a absorber en España al Banco Pastor, sin necesidad de ayudas públicas.
En los últimos años, a Ron le gustaba destacar la fortaleza de Popular y su vocación de seguir siendo una entidad independiente, capaz de mirar cualquier operación de compra que se le presentara, ya fuera el Banco de Valencia, CatalunyaCaixa o Novacaixagalicia.
No obstante, durante la presidencia de Ron, Popular fue incapaz de adjudicarse alguna de las débiles entidades en manos del Estado y participó en la creación de Sareb, el “banco malo” al que las entidades rescatadas traspasaron sus activos inmobiliarios.
En una entrevista con Efe, Ángel Ron, el banquero de mirada sincera, desveló que Banco Popular pretendía sentar las bases para que el 30 % de su beneficio procediera del exterior en 2018.
Con ese objetivo el grupo optó por dar el salto a Latinoamérica, lo que años atrás habían hecho otros grandes bancos, y entró en México con la esperanza de tener unos ingresos más diversificados.
La compra del mexicano Bx+ por parte del Popular llevó aparejada una ampliación de capital para hacer asumible la adquisición e incluyó una alianza con la familia del magnate Antonio del Valle y otros empresarios locales, que se convirtieron en uno de los principales accionistas del banco español.
A pesar de la recuperación económica de España, los bajos tipos de interés y la fuerte exposición al ladrillo seguían lastrando las cuentas del Popular, que sopesó la posibilidad de una fusión, entre otros con el Sabadell, aunque las negociaciones no fructificaron.
Para fortalecer su balance, Popular planteó una macroampliación de capital de 2.500 millones, que castigó fuertemente al banco en bolsa y le ha hecho perder más del 65 % de su valor en lo que va de año, y planteó un recorte del 20 % de su plantilla en España.
Aún así, por el momento la entidad no ha podido crear su propio banco malo y soltar buena parte del lastre inmobiliario, una de las grandes aspiraciones de Ron, que tira la toalla y con su marcha abre nuevos interrogantes sobre el futuro de la entidad.
El banquero, elegido “Financiero del Año en 2015”, casado y con dos hijos, podrá disfrutar ahora de la lectura o los paseos, dos de sus grandes aficiones, aunque seguirá muy atento a los próximos pasos que dé el banco, desde hoy presidido por Emilio Saracho.
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