Sin techo

La guerra de Ucrania agudiza la inflación, que se dispara un 7,6%, su nivel más alto en 35 años

El precio de la electricidad se dispara un 80% en febrero

Un expositor casi vacío de botellas de aceite de girasol en un supermercado de Madrid
Un expositor casi vacío de botellas de aceite de girasol en un supermercado de MadridDiego FernandezAgencia EFE

Los precios están fuera de control. La inflación se disparó en febrero hasta su nivel más alto en 35 años al situarse en el 7,6%, dos décimas por encima de la estimación avanzada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) hace dos semanas, casi al tiempo de que Rusia invadiese Ucrania, y 1,5 puntos superior al dato interanual de enero. Se trata de la tasa más alta del IPC en España desde diciembre de 1986. El de la electricidad y la gasolina, víctimas del incremento desbocado de precios del gas natural y del petróleo por la guerra de Putin; así como los alimentos fueron los componentes del índice que mayor peso tuvieron en este importante repunte. La categoría “electricidad, gas y otros combustibles” se disparó un 60% respecto a febrero de 2021, en contraste con el ya de por sí brusco incremento del 39,6% registrado en el mes de enero y muy por encima de utilización de vehículos personales (16,9%), servicios de alojamiento (12,6%), muebles (7,1%) y alimentos (5,6%).

Dentro del apartado de combustibles, el precio de la electricidad, que ha tocado máximos esta semana en el mercado mayorista (pool) protagonizó con diferencia la mayor subida de todo el IPC al dispararse en el segundo mes del año un 80%, por encima de los combustibles líquidos (52,3%), los hidrocarburos licuados como el butano o el propano (33,4%) y el gas natural (12,1%). En el ámbito de los transportes, el precio del gasóleo, arrastrado por el petróleo, se apuntó un alza del 28,4% y la gasolina se encareció un 25,1%.

En cuanto a la alimentación, otros aceites comestibles (donde se incluye el de girasol) y el aceite de oliva registraron los mayores incrementos con repuntes del 32,3% y del 30,6 %, respectivamente, muy por encima de la pasta (19,9%) y la harina (11,7 %). El aceite de girasol apunta a problemas de suministro por la guerra de Ucrania -algunos supermercados han comenzado a racionar su venta-, uno de los principales proveedores españoles, lo que ha terminado también por arrastrar el precio del aceite de oliva.

Escalada sin fin

De esta forma, la tasa de inflación interanual vuelve a subir después de que en enero bajara respecto a diciembre, cuando pasó del 6,5 al 6,1%, y rompiera una tendencia al alza que se repitió durante diez meses consecutivos. Desde que hace un año el IPC se situara en el 0,0%, la evolución del indicador refleja cómo se ha desbocado la inflación, primero por la súbita recuperación de la economía mundial tras el coronavirus, efecto que se ha visto ahora agravado por el conflicto ucraniano: del 1,3% en marzo pasó al 2,2% en abril, al 2,7% en mayo y junio, al 2,9 % en julio, al 3,3% en agosto, al 4% en septiembre, al 5,4 % en octubre, al 5,5% en noviembre, al 6,5% en diciembre y al 6,1% en enero.

Sin las rebajas tributarias aprobadas por el Gobierno para intentar contener la subida de la factura de la luz, el IPC a impuestos constantes habría alcanzado el 8,5%, según los cálculos del INE.

En cuanto a la inflación subyacente -que no incluye ni alimentos frescos ni energía, los más volátiles-, el órgano estadístico no ha revisado el dato y lo mantiene en el 3%, seis décimas por encima de la cifra de enero; no estaba en niveles tan altos desde septiembre de 2008 y también es un indicador de que los precios impactan ya a todos los niveles económicos. Por el contrario, el INE sí ha revisado en dos décimas al alza el IPC mensual, que finalmente se situó en el 0,8%, su mayor repunte en más de tres décadas.

También ha revisado al alza, pero en una décima, el índice de precios de consumo armonizado (el IPCA, que permite hacer comparaciones con otros países europeos), hasta dejarlo en el 7,6%, un punto y medio más que la cifra observada el mes anterior.