Ralentización
El Banco de España recorta casi un punto la previsión de crecimiento, hasta el 6%, tras un primer trimestre negro
El PIB se contraerá un 0,4% hasta marzo aunque se espera una aceleración en el segundo semestre, con un crecimiento del 5,3% en 2022. España no recuperará los niveles pre-pandemia hasta 2023
España no se recuperará de la crisis generada por la gestión de la Covid-19 hasta 2023. Así lo acaba de anunciar el Banco de España, que ha actualizado sus proyecciones de acuerdo al ritmo de vacunación y de los posibles riesgos de rebrotes. Para empezar, la institución prevé que la economía española se vuelva a contraer en el primer trimestre del año, con una recaída en su escenario central del 0,4%, como consecuencia de las restricciones asociadas a la tercera ola de la Covid-19, que habrían lastrado sobre todo el consumo de los hogares.
En su informe trimestral publicado hoy, la entidad ha elaborado dos escenarios alternativos: uno severo en el que la contracción llegaría al 0,9% y uno suave en el que se crecería un 0,4%. Pese a todo, el Banco de España avanza un tono más positivo de la actividad en marzo, tras el debilitamiento iniciado en enero, que se acentuó en febrero. Durante la presentación del informe, el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce, ha asegurado que con la mejor evolución de marzo no se puede descartar una mejora adicional respecto a lo previsto.
La contracción del 0,4% del escenario central refleja una contribución negativa de 6 décimas de la demanda interna (consumo e inversión), parcialmente contrarrestada por la aportación positiva de 2 décimas de lademanda externa por la recuperación tanto de las exportaciones como de las importaciones.
La mejoría del empleo se habría debilitado a raíz del impacto de la tercera ola, con un deterioro de la afiliación que estuvo acompañado de un aumento de los trabajadores en expediente de regulación temporal de empleo (ERTE), lo que augura una caída del empleo medido en horas trabajadas del 2,4% entre enero y marzo.
Los indicadores disponibles, como las matriculaciones de automóviles particulares, las pernoctaciones hoteleras de residentes o el comercio al por menor hacen prever una reducción del gasto de las familias, a lo que se suma la caída de la confianza de los consumidores ante un contexto incierto. Esta situación ha contribuido a que la tasa de ahorro de los hogares se haya mantenido en niveles elevados. El informe también anticipa una recaída de la inversión en vivienda, con la actividad constructora residencial lastrada por el temporal de nieve de enero.
La inversión empresarial habría prolongado su atonía afectada por las dudas sobre la evolución económica, como refleja la caída de las nuevas operaciones de crédito a las empresas, aunque no solo por la debilidad de la demanda de préstamos sino también por un ligero endurecimiento de las condiciones de oferta.
La inflación de precios de consumo ha sorprendido al alza por el aumento de los precios del petróleo, lo que llevará el IPC a valores superiores al 1% en los próximos meses, con un cierto repunte también de la inflación subyacente (que no incluye ni precios energéticos ni alimentos frescos).
El Banco de España mantiene que las cuentas publicas cerrarán el año con un déficit del 10,5% del PIB, según lo anticipado en diciembre, en tanto que durante el primer trimestre se habría mantenido el dinamismo del gasto sanitario, al que se suma el destinado al apoyo de hogares y empresas afectados por la pandemia.
Acelerón al final del año y en 2022
Bajo el escenario central, el PIB crecería un 6% en media anual en 2021, lo que, tras un primer semestre débil, sería consecuencia de la aceleración de la actividad en la segunda mitad del año, vinculada a los avances en el proceso de vacunación y a la llegada de los fondos europeos.
En comparación con las previsiones de diciembre, la menor fortaleza de la actividad en el corto plazo conduce a que la tasa media de crecimiento en 2021 sea inferior en 0,8 puntos porcentuales (pp) a la contemplada en el escenario central de diciembre. El pronunciado dinamismo del PIB que se proyecta para el segundo semestre de 2021 daría lugar a un potente efecto arrastre en 2022, de modo que el producto de la economía presentaría un avance también elevado el próximo año (del 5,3%), más de un punto superior a la anterior previsión, antes de moderarse en 2023 (1,7%), como ya se preveía.
La recuperación de los niveles de PIB pre-pandemia tendría lugar en 2023 en el escenario central y se adelantaría algo más de un año en el escenario suave, mientras que, en el severo, el nivel del PIB se mantendría todavía, al final del horizonte de proyección, algo por debajo del observado antes de la crisis sanitaria.
Respecto a los precios, en la segunda mitad de 2021, se espera una reversión del aumento del componente energético de los últimos meses, lo que llevaría a que la tasa de inflación muestre un perfil descendente. En términos de las tasas medias anuales, se espera que los precios armonizados crezcan un 1,4% en 2021, y un 0,8% y un 1,2%, respectivamente, en cada uno de los dos años posteriores, por lo que, al final del horizonte de proyección, la tasa se mantendría alejada del valor de referencia para la estabilidad de precios del 2%.
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