A la espera de que los concursos regresen en el Mediterranean Equestrian Tour (Oliva), los caballos disfrutan de una tregua. Al igual que los jinetes, son deportistas y seres sintientes. Los más afortunados disfrutan de días de relax en los «paddocks» relacionándose con sus semejantes y pastando todo el día. En condiciones naturales, el caballo se pasa comiendo hierba gran parte de la jornada en pequeñas porciones para prevenir los cólicos. Su estómago es pequeño y su fisionomía no les permite vomitar, por lo que las grandes cantidades de comida o su mala asimilación pueden terminar en cólicos fatales. Para prevenirlos lo mejor es dividir las tomas de comida en al menos tres pequeñas raciones. El valor calórico y la cantidad de pienso y forraje han de estar directamente relacionados con la actividad del caballo, su estatura y condiciones físicas.

La ausencia de competición y el descanso hacen de estas fechas unos días apropiados para una revisión veterinaria general que sirva de puesta a punto para la siguiente temporada, una revisión odontológica que cada caballo precisa mínimo una vez al año y un programa de vacunación, que se lleva a cabo cada seis meses y no debe realizarse en días de competición o previos a éstos. Las licencias federativas de jinetes y caballos han de estar renovadas antes de volver a la competición en enero. Estas licencias conllevan un seguro de responsabilidad civil que cubre a ambos deportistas ante cualquier infortunio.

Amberes acoge estos días la última Copa del Mundo del año con presencia española. Es la novena sede de la Liga Europea Copa del Mundo de Salto, sexta de Doma Clásica y séptima de Enganches. Antonio Mariñas Soto, con «Expresso Minotiere», debuta en la competición.