Leyenda
Nadal y París, una historia de amor
La relación de Nadal con París se resume en una foto: él con la antorcha olímpica en uno de los momentos cumbres de la ceremonia inaugural de los Juegos. Sus 14 Roland Garros son inalcanzables
Para explicar lo que París significa para Rafa Nadal y lo que Rafa Nadal significa para París, lo mejor es empezar por el final: con la foto del tenista español sujetando la antorcha olímpica frente a la Torre Eiffel en uno de los momentos culminantes de la ceremonia inaugural de los Juegos celebrados este verano en la capital de Francia. El zurdo tiene dos medallas olímpicas, dos oros (en individual en Pekín 2008 y en dobles en Río 2016)... “Pero no hice el relevo por eso, es por lo que he conseguido en esta ciudad. Sólo tengo palabras de agradecimiento”, reconoció el tenista en ese momento.
La leyenda de Nadal como tenista la ha forjado alrededor del mundo, pero en París es donde ha conseguido las cosas más increíbles. Allí, ha podido incluso con una de las máximas del deporte, que hizo famosa Michael Jordan cuando dijo que para ganar antes tienes que haber perdido, o que había perdido muchas más veces de las que había ganado. La primera vez que Nadal jugó Roland Garros, logró el título. En 14 de sus 19 participaciones, ha levantado la Copa de los Mosqueteros. Únicamente tres tenistas han sido capaz de vencerlo en las pistas del Grand Slam sobre tierra: Robin Soderling en 2009, Novak Djokovic en 2015 y 2021 y Alexander Zverev en este 2024, en su última participación. La otra vez que no salió vencedor fue en 2016: se lesionó antes de jugar la tercera ronda contra Marcel Granollers. Contra las cuatro derrotas, presenta 112 victorias. De todos sus récords, esos 14 Roland Garros es el que todo el mundo señala como inalcanzable. Se decía lo mismo de los seis de Borg y Rafa los dejó muy atrás, pero esto es otra cosa. Sinner, el número uno actual, tiene 23 años y tendría que estar hasta los 37 sin fallo para igualarlo. Alcaraz, con 21 y ya un triunfo en la Philippe Chatrier, tendría que hacerlo hasta los 34.
De los pitos a los aplausos
Para levantar ese primer título en Roland Garros 2005, Rafa eliminó a Roger Federer en semifinales. El suizo, gran dominador del tenis en ese momento, encontró la china en su zapato, y sólo cuando Soderling lo eliminó en 2009 logró colarse para completar toda la colección de títulos de Grand Slam. Nadal le amargó cada partido allí (en total, cuatro finales y dos semifinales), pero no impidió que su rivalidad se convirtiera en ejemplo de cómo se puede ser oponente y amigo. Los pitos que escuchó alguna vez Rafa en las pistas de París eran en parte porque los aficionados allí estaban deseando que Federer también ganara una vez. Pero no tardaron en desaparecer.
Son muchos los detalles que ha tenido Roland Garros con Rafa. Uno de ellos, la estatua que le hicieron y que colocaron en la entrada, al lado de la Chatrier, la pista que el español conoce como ninguna, cada centímetro. En ese monumento, cada día hay colas para sacarse una foto. Los “vamos Rafa” que se escuchan en las gradas no tenían sólo acento español, también se escuchaba el nombre del manacorense con la típica “r” francesa. Era uno de los suyos. En 2017, la organización tuvo el buen gusto de que fuera Toni Nadal el que entregara la Copa a su pupilo y sobrino, en la que era su décima corona allí.
Antes, victorias en 2005, 2006, 2007, 2008, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014. Después, en 2018, 2019, 2020 y 2022, sin importar las circunstancias, si había sol, lo mejor para que sus golpes con efectos fueran diabólicos, si llovía o si había ese viento tan característico que se cuela en la central. En cuatro ocasiones (2008, 2010, 2017 y 2020) lo hizo arrasando, sin ceder un solo set. Ganó casi siempre en junio, celebrando allí su cumpleaños, pero también en el otoño parisino, en octubre y bajo techo, el año de la pandemia. Y triunfó, la última vez, prácticamente cojo, con la lesión crónica que tiene en el pie izquierdo en plena ebullición. Se lo tenían que dormir antes de cada partido y el riesgo era que se pudiera hacer un esguince porque no sentía la zona. Al día siguiente, Casper Ruud, al que venció en la final, le vio con muletas. “No sé si en la historia del tenis hay algún jugador que haya ganado un Grand Slam en las condiciones en las que estuvo Rafa en ese Roland Garros”, confesó Carlos Moyá, que lo ha acompañado los últimos años desde el banquillo, en una entrevista en la web de la ATP.
Su derecha con efecto, su saque de zurdo, la muralla que montaba los primeros años y que después fue convirtiendo en un tenis más agresivo, porque saber reinventarse y evolucionar ha sido uno de sus secretos, le hicieron tener todos esos éxitos y que sus rivales, cuando les preguntaban que cuál es el mayor reto que hay en el tenis, respondieran: “Enfrentarse a Nadal en tierra batida, especialmente en Roland Garros”.
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