Tenis
Alcaraz, campeón en Miami o el futuro ya está aquí
Derrota en la final al noruego Ruud por 7-5 y 6-4 para ganar su primer Masters 1.000 con 18 años y 11 meses. Es el primer español que levanta el título en Florida y escala hasta el número once del mundo
Carlos Alcaraz tiene 18 años, 11 meses y un Masters 1.000. En realidad tiene muchísimo más. Un futuro, que en realidad es un presente, deslumbrante. Hace pocos meses confesaba que su objetivo en 2022 era meterse en el “top 10″ y ya está a punto de derribar esa frontera. La victoria en Miami ante Casper Ruud (7-5 y 6-4 en una hora y 53 minutos) le sitúa como número 11 del mundo a las puertas de arrancar la gira europea sobre tierra batida. Alcaraz ha ganado una final en la que se estrellaron todos los españoles que la disputaron antes. Bruguera en 1997; Moyá en 2003; Ferrer en 2013; Nadal en 2005, 2008, 2011, 2014 y 2017. Tuvo que llegar Alcaraz para acompañar a Arancha Sánchez Vicario como la única raqueta española campeona en el torneo de Florida.
El ejercicio de “Carlitos” -es lo que pone en su bolsa de raquetas- es deslumbrante. Suma 18 victorias y sólo dos derrotas (Berrettini en tercera ronda de Australia y Rafa en semifinales de Indian Wells). Ha sido campeón en el ATP 500 de Río (el año pasado se estrenó en Umag), semifinalista en Indian Wells y campeón en Miami donde se ha cargado a tres “top 10″ (Cilic, Tsitsipas y Hurkacz) para llegar al título.
Una de las muchas virtudes del tenis de Alcaraz es la cantidad de argumentos con la que cuenta. Esa batería de recursos es un generador de errores en el rival. Hace muchas cosas, las hace bien y eso lleva al límite a la raqueta que tiene enfrente. Y eso que en la final tardó en soltarse. Rudd era tan novato como el español a estas alturas de un Masters 1.000, pero arrancó como si llevara toda la vida jugando partidos decisivos en torneos de este calibre. Apenas cometió errores. La derecha y su servicio funcionaron a la perfección, pero no fue lo único. Le volaba hasta el revés. Era agresivo sin necesidad de irse a la red. Se metía en pista y desde allí dominaba al español como si estuviera en su querida tierra batida. Por eso se situó con un 0-3. Cuando Carlos sumó su primer juego se quitó un peso de encima. En el quinto ya lanzó un aviso. Levantó un 40-0 y tuvo la primera bola de break, pero el noruego respondió firme al primer desafío. En el segundo ya titubeó por culpa de los restos de Alcaraz que le llevaron a cometer los primeros errores de bulto. Igualado el break y con el set equilibrado (4-4), el noruego dejó de ser el jugador que había empezado el partido. Fue de más a menos. Lo contrario que sucedió con el murciano. En el undécimo juego sumó un nuevo break. El nórdico trató de rebelarse ante el jugador que se ha convertido en la sensación de la temporada. Salvó dos bolas de set en el duodécimo juego, tuvo una pelota de ruptura, pero Alcaraz no le dejó escapar. Asumió que las dejadas no eran el mejor arma para doblegar a Ruud y supo corregirlo para encarrilar la final en una hora.
Había una pancarta en la grada que rezaba “There’s no escape from Alcaraz” -”No puedes escapar de Alcaraz”- y con esa sensación terminó Ruud el primer capítulo. Sin la mejor versión de Carlitos, el español ya dominaba. Y ya se fue sin tregua a por el título. La insultante frescura física que no mostró en la semifinal ante Hurkacz había vuelto en la final. El día de tregua y la aparición por sorpresa de Juan Carlos Ferrero ayudaron. Y en el primer juego de la segunda manga llegó un nuevo break. El noruego peleó por impedir lo inevitable, pero a la tercera oportunidad llegó la ruptura. El siguiente juego Alcaraz lo devoró en blanco y sumó otro break más con una derecha salvaje. Desde el 1-4 del primer set, el parcial era abrumador: 9-1. Al número 8 del mundo no le quedaba otra que cambiar a un plan kamikaze. Le sirvió de poco. La gloria esperaba a “Carlitos” Alcaraz con 18 años y 11 meses.
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