Hípica
"Mambo", entre el rejoneo y la Doma Clásica
El caballo propiedad del rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza ha irrumpido con actuaciones muy notables en los internacionales de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre
«Mambo» es un Pura Sangre Lusitano de ocho años propiedad del rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza que ha irrumpido en la escena internacional de la Doma Clásica, junto a su jinete José Antonio García Mena, con unas actuaciones estelares en los internacionales de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre. Se trata de la principal competición del calendario español las últimas dos semanas.
De la mano del jinete olímpico José Antonio García Mena, «Mambo» ha demostrado que en calidad, talento y potencial no tiene nada que envidiar a los caballos centroeuropeos cada vez más habituales en los cuadrilongos nacionales. En la prueba San Jorge, su segundo compromiso de este nivel, se impuso en la segunda sede de la Liga Nacional de Doma Clásica.
El CDI3* de la Real Escuela marcó el debut internacional de «Mambo». En la San Jorge, el binomio fue tercero con una media total de 68.921 por ciento. En la Intermedia I confirmó las expectativas con una victoria y una media total de 70.029%. La media final de 69.475% les otorgó el triunfo.
«Mambo se perfila como una de las grandes promesas dentro de la cuadra de José Antonio García Mena. Su buena cabeza, su calidad de aires y su conexión con el jinete auguran un futuro brillante para este binomio.
El éxito de «Mambo» en la Liga Nacional de Doma Clásica de Caballos Jóvenes es motivo de gran satisfacción para la familia Hermoso de Mendoza. Pablo Hermoso de Mendoza es el propietario y criador del caballo. Su madre es una nieta de «Silveti», un caballo estrella de la cuadra torera de Pablo y su padre, un caballo de nombre «Alecrim» con unos aires espectaculares.
«Mambo» cuenta con una gran genealogía. Es un descendiente de «Gallo», uno de los caballos más importantes de la ganadería Hermoso de Mendoza. «Lo más nos gusta de él es que esté brillando en Doma viniendo de líneas muy toreras. Siempre ha sido muy dócil y es una gozada montarlo. Mi hija Paula ya lo montaba cuando apenas tenía tres o cuatro años y siempre se comportó como un caballero. Entre las cosas curiosas que ofrece es que al montarlo en nuestro picadero, cuando sacaban al toro manso o el carretón, le salía su alter ego torero. Se le inflaba el pecho y daba la sensación de que crecía un par de centímetros y empezaba a moverse con más amplitud motivado por la presencia del toro», comenta orgulloso a LA RAZÓN Pablo Hermoso de Mendoza.
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