Fútbol
Isaac Romero, el "Gerd Müller" del Sevilla de Quique Flores
La situación del Sevilla en Liga desaconseja gastar energías en la Copa del Rey. Pese a todo, sueña con dar la sorpresa ante el Atlético en el Metropolitano
Tirarla o no tirarla (la Copa), ésa es la cuestión. Con dieciséis raquíticos puntos en veintiuna jornadas, registro de seguro segundazo en cualquier otro contexto, el Sevilla se debate en la duda hamletiana. ¿Va a seguir apostando por la gasolina que inyectaría la supervivencia en el torneo del KO o va a guardar todas sus energías para la lucha por la permanencia? La epopeya de la primavera pasada en la Europa League, conquistada pese a una situación en Liga tanto o más desesperada, aconsejaría mantener viva la ilusión. Pero la magnitud del reto de este jueves, jugársela a una bala en casa del ogro colchonero, empuja al realismo.
También es cierto que este Atlético, todo lo poderoso que se quiere, no es más temible que el Manchester United o la Juventus que el Sevilla dejó en la cuneta hace unos meses. Sin embargo, debe considerarse el poder transformador que ejerce en los sevillistas un torneo que han ganado ya siete veces, justo lo contrario que les acontece cuando visitan a un grande de España: una vez han ganado en sus quince últimas visitas al Metropolitano (antes al Calderón), precisamente en unos cuartos coperos hace seis años cuando, como ahora, venían de encajar cinco goles en el partido de Liga inmediatamente anterior.
Porque lo cabalístico tendrá su importancia, o no, pero lo que seguro debe considerarse en el análisis previo del encuentro de esta noche es la multitud de defectos futbolísticos de los que adolece este Sevilla de Quique Flores, en nada distinto al que (mal) dirigió Diego Alonso y palmariamente peor que el de José Luis Mendilibar, destituido por capricho de Víctor Orta con “pre-cipitación” y alevosía. Entre las vías de agua que ahogan al Sevilla, destaca sobremanera su sangrante debilidad defensiva. Sergio Ramos, el líder de la zaga, es una calamidad pero son peores sus acompañantes –con quizá la excepción de Badé– y Dmitrovic es un portero transparente. Tanto, que lo probable es que este jueves juegue Nyland pese a que aún no está del todo recuperado de la lesión que se produjo en noviembre.
En ataque, el brote verde del invierno lo encarna Isaac Romero, delantero canterano que ha firmado tres goles en sus tres primeros partidos en la élite. Se trata de un ariete inteligente y robusto, no muy alto aunque con un tren inferior hipertrofiado que recuerda lejanamente a Gerd Müller, el mito alemán de los años setenta. Para respaldarlo, además de a Ocampos, Quique medita dar la alternativa como titular a Hannibal Mejbri, 21 años recién cumplidos, perla cedida por el Manchester United y fino estilista tallado al gusto barroco de la Baja Andalucía. En medio del naufragio de Gerona, regaló un par de toques exquisitos y alguna muestra del carácter competitivo que tanto le falta a este Sevilla blandengue.
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