Estaba siendo un partido duro y pesado para el Real Madrid, con problemas sin el balón, pero se había adelantado con el primer gol de penalti, tras una clara mano de Tapia. Después empató el Celta porque Militao sacó a pasear la mano en el área en una jugada en la que no había más problemas.

El partido estaba cerrado, sin muchas ocasiones, sin que el balón circulase rápido, sobre todo para el Madrid, al que todo le costaba mucho y hasta que no encontraba a Benzema y Vinicius apenas se asomaba, con un Valverde muy distraído y con Tchouameni aún haciéndose al puesto.

Fue después de una jugada en la que Benzema y Vinicius acabaron penalti por mano del Celta que no era. La jugada siguió, casi volvió a empezar, hasta que la pelota llegó a Modric.

Y el croata corrió en paralelo al área, dejó atrás a un rival, levantó la cabeza y puso el balón donde sólo un fubolista de su clase sabe ponerlo. Otro golazo de Modric, incapaz de marcar tantos malos.