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Mourinho se queja del árbitro tras la derrota de la Roma ante el Sevilla: "Una, no; tantas..."
El entrenador de la Roma regaló la medalla de subcampeón a un aficionado
Cada jugada lo mismo: el banquillo de la Roma salía enloquecido a protestar. Hasta en la acción en la que el árbitro, Anthony Taylor, anuló el penalti que había pitado a Ocampos después de la revisión en el VAR, se quejó Mourinho, pidiendo tarjeta para el argentino, como si no hubiera más que dos opciones: o pena máxima o intento de engaño. El cuerpo técnico italiano acabó amonestado al completo e incluso alguna vez Mou llegó a entrar en el campo, con las manos en la cabeza, señalando al árbitro las amarillas que ya les habían mostrado... «El puto amo», que decía Guardiola, aunque hablaba más de la sala de prensa. Del «otro fútbol» que tan bien maneja. Solo pidió calma después del tanto del empate, porque sabía que era el momento de animar a los suyos. Y durante muchos momentos hubo tensión entre los dos banquillos, porque el del Sevilla también es caliente.
Montó el show y después, en el partido, su racha se rompió (había ganado sus cinco finales europeas), porque la del Sevilla es eterna: siete de siete en la Europa League. Había sido un partido "made in Mourinho", sobre todo a partir del gol. Salió bien la Roma, ganando duelos, pero en cuanto se puso por delante con el tanto de Dybala, se metió (¿o la metió el Sevilla?) demasiado atrás y jugó a no jugar. En global, es un encuentro de esos que si miras los números, aunque es verdad que a veces estos son mentirosos, no tiene explicación. Porque el Sevilla tuvo más posesión, 62 por ciento frente a 38; remató más a portería (17 por 10), dobló el número de jugadas de ataque (75 por 41), sacó más córners (6 por 4), dio más pases (570 por 237), recuperaron los mismos balones (48)... Y así prácticamente con todo, menos con lo que decide al vencedor del encuentro: los goles, que fueron los mismos hasta la tanda.
Es cierto también que Bono tuvo que intervenir en las pocas salidas romanistas, sobre todo una cerca de acabaran los 90 minutos a Belotti. Al final de la prórroga también tuvo tres balones parados seguidos peligrosos.
Buscó los penaltis la Roma con desesperación, con descaro, en una segunda parte de la prórroga en la que apenas se jugó nada. Todo parones y jugadores en el suelo con calambres. Sobre todo los italianos, pero también los sevillistas. El cansancio acumulado era evidente, con futbolistas como Fernando literalmente tiesos. Cuando el colegiado pitó el final del partido casi que todos los agradecieron. No era mal negocio para el conjunto español teniendo a un portero como Bono, que empezó la fiesta que terminó Montiel.
Mourinho felicitó a los campeones y regaló la medalla de plata a un aficionado: "Sólo me quedo las de oro", explicó después en Movistar. Y después, volvió al show. "A qué te refieres, ¿al árbitro?", dijo tras una de las preguntas. Y, a continuación, habló de la actuación del colegiado, Anthony Taylor: "Una no, tantas", dijo sobre las decisiones que tomó. "Pero ya está, se acabó", concluyó.
Esta vez el técnico portugués no se salió con la suya y su equipo además pierde la oportunidad de disputar la próxima Champions, premio que irá para el Sevilla en una temporada en la que hace sólo unos meses la prioridad era no luchar por el descenso en el final de Liga.