Betis-Valencia
Joaquín, campeón de la Copa del Rey diecisiete años después
Era el único superviviente de la última final que ganó el Betis en 2005m de la que no queda ya ni el estadio
Hace 17 años el Betis ganó la Copa en el Vicente Calderón con un gol de Dani a Osasuna. De aquella final no queda nada. Ni el Rey de entonces reina ahora y ni siquiera sigue en pie el estadio que la acogió. Pero un futbolista permanece en el equipo bético: Joaquín.
Poco después de aquella final el ahora capitán del Betis se casó y Manuel Ruiz de Lopera se encargó de que el trofeo de campeón de la Copa del Rey presidiera la ceremonia. No se imaginaba entonces que 17 años después y con 40 cumplidos iba a tener la oportunidad de ganar otra vez el título con el Betis.
Dio muchas vueltas después de aquel título, el último del Betis. Y en una de ésas ganó también la Copa con su rival. Fue aquella de 2008, con Koeman en el banquillo. El entrenador neerlandés se había cargado a Cañizares, a Albelda y a Angulo y la afición del Valencia celebró el título con gritos de «Koeman, vete ya» en lugar de con el tradicional «Campeones, campeones». El karma los castigó con once años sin ganar un título. El escenario volvía a ser el mismo, el Vicente Calderón.
En La Cartuja, Pellegrini esperó hasta los últimos minutos del tiempo reglamentario para meterlo en el campo. Canales le dio el brazalete de capitán y él pudo enfocar sobre el campo la tensión que estaba viviendo en la banda. No paró de gesticular y de animar a sus compañeros a la espera de que llegara esa oportunidad de pisar el césped.
Mucha responsabilidad tiene él de que el Betis haya llegado hasta allí. Fue él, saliendo desde el banquillo también, el que arregló una semifinal que se le iba contra el Rayo Vallecano. Los de la franja habían igualado la eliminatoria con un golazo de falta de Bebé, pero una jugada del capitán provocó la igualada y la presencia de su Betis en la final.
Tuvo que llegar a la tanda de penaltis, esa que dejó a España fuera del Mundial de Corea y Japón en 2002 con un solo fallo, el suyo. Pero acertó él y acertó Miranda en el quinto, un chaval que con cinco años fue al Calderón con su padre a ver ganar al Betis su última final. Hasta ahora. Ahora la última es ya la que Joaquín recibió con el brazalete de capitán: «Por mis hijas, por mis padres, por mis hermanos, por mi mujer».
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