F. C. Barcelona
Cara a Cara: ¿Fue un robo al Valencia?
Undiano pulverizó el récord de Ovrebo
Alfredo Duro
Y no fue un robo cualquiera, no. Fue un robo cruel y despiadado. Medido hasta en el más sibilino de los detalles. Undiano Mallenco, que sabía que había fuera de juego de Luis Suárez, que vio el derribo intencionado de Umtiti a Rodrigo y se acobardó cuando tocaba sacar la segunda amarilla a Busquets, pulverizó el vergonzoso récord de Ovrebo y ofreció un máster de barcelonismo que será imposible de olvidar. Mientras en el arbitraje español se justifiquen los abusos a los que Undiano sometió al Valencia para impedir que el partido se jugara en condiciones de equilibrio, las ligas del Barça (Tenerife siempre en el recuerdo) serán las de la vergüenza y el escándalo. Puedes estar contenta, Carme.
- Agresividad
Pretender equiparar la desgraciada lesión de Iniesta con los desmanes arbitrales que al Valencia le costaron la derrota es un simplista ejercicio de confusión. No admitir que Enzo Pérez intenta en todo momento jugar el balón y que llega a tocar el esférico es un falseamiento de la realidad intolerable. ¡Claro que hubo dureza en algunas jugadas! ¿Qué quieres, Carme? ¿Alfombra roja para los jugadores del Barça? Estáis tan acostumbrados a la inmunidad y al proteccionismo que el menor síntoma de agresividad en el contrario os lleva a convocar una reunión de urgencia de la ONU.
- Indignación general
Nunca ha estado tan justificado el estado de indignación generalizada que ha provocado en todo el país el robo en Mestalla. Pasados los años recordaremos este partido como uno de los días negros de nuestra Liga. El Barça está logrando poner de acuerdo al fútbol español para reconocer el alarmante grado de desigualdad arbitral que todos padecen frente a una camiseta azulgrana. Y quieres, además, que la gente aguante provocaciones, soberbia y chulería. Imposible acabar con esta deplorable sensación de estafa.
Fue una masacre contra el Barcelona
Carme Barceló
¿Y si hablamos de masacre en vez de robo? Porque la impunidad con la que se está permitiendo el juego duro contra el Barça clama al cielo. Ya no es Mestalla. Es en cualquier campo del mundo. Da lo mismo, incluso, la camiseta que vista el jugador de turno. A Neymar lo cosen a patadas y se va de rositas todo hijo de vecino. Si nos centramos en el partido ante el Valencia, Mario Suárez debería invitar a Undiano Mallenco a una buena paella. Le permitió seguir en el terreno de juego, le perdonó tarjetas y algunos de sus compañeros siguieron su ejemplo. Que tú, Duro, me hables de robo, cuando el Valencia debería arrodillarse en un confesionario para purgar sus penas, es de traca.
- El KO de Iniesta
Lo único que se llevó de bueno el Barcelona fueron los tres puntos. Undiano lo permitió todo desde el principio y dio alas a los jugadores de Prandelli. De haber bajado el tono y la agresividad –ambos altísimos desde el primer minuto–, Enzo Pérez no hubiera entrado a Iniesta con toda su alma. Que lo hizo. La permisividad se le volvió en contra, el Barça y el fútbol perdieron a uno de sus puntales y el encuentro acabó como el rosario de la Aurora: con jugadores y público al límite, lanzamiento de botellas y otros objetos, y un agrio sabor de boca final.
- Messi y el coraje
Mi generosidad me permite comprender, querido Alfredo, que quieras opacar el triunfo culé, la reconfirmación de Messi como el mejor del mundo en un estado de forma y efectividad que trasciende lo terrenal y la entrega épica del equipo. Reconociéndote un fuera de juego posicional de Luis Suárez –Undiano fue malo para unos y para otros–, el Barça mereció ganar. La hostilidad de Mestalla empezó cuando aterrizó el avión culé y continuó en el campo. Con todo, la actitud de los de Luis Enrique fue ejemplar y ganaron merecidamente. Te dolerá la derrota, pero nunca será tanto como lo que ellos soportaron.
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