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Fútbol

Luis Suárez devuelve el sonido al Metropolitano (2-2)

Sorloth adelantó a los donostiarras e Isak, de falta, anotó el segundo. Dos goles que dejaron mudo el estadio. Reaccionó el Atlético y el doblete del uruguayo puso las tablas

Luis Suárez celebra uno de sus goles a la Real Sociedad JAVIER BARBANCHOREUTERS

El silencio a veces se oye y eso fue lo que se escuchó en el Metropolitano cuando marcó Sorloth. Se llevaban siete minutos de partido y el estadio se quedó helado. Sorprendido por que a la Real le funcionara el plan de la paciencia para contrarrestar la urgencia que parecía tener el Atlético.

La escena se repitió en el comienzo de la segunda parte. Esta vez en un lanzamiento de falta de Isak que sorprendió a Oblak. Eran otro delantero y otra portería, pero el silencio era el mismo. Sólo roto por los aplausos de algunos aficionados realistas en la grada.

Jugaba con lo mejor que tiene Simeone, con Luis Suárez, Griezmann y Joao Félix y con un centro del campo en el que Koke era el mediocentro y De Paul y Lemar los interiores. Un equipo hecho para atacar, para presionar a la Real, que intentaba frenar el partido desde la salida de balón. Si le tapaban el pase a Remiro, se quedaba la pelota hasta que desquiciaba a la grada y un poco también al rival. Y entonces se empezaban a mover las piezas para encontrar el camino hacia el área de Oblak. Llegaban Merino o Silva a pedir el balón y todo se aceleraba de repente. Y llegaban los contraataques como el del gol de Sorloth, al que no le quedó más remedio que marcar.

Fueron más las oportunidades que tuvieron Isak y él, y mucho más peligrosas, que las amenazas del Atlético, que tenía el dominio, pero no la llegada de la Real.

Los movimientos de Griezmann, siempre inquieto, y de Joao Félix, no asustaban tanto a Remiro como los delanteros de la Real a Oblak. Explotaba el equipo de Imanol la flojera defensiva de los rojiblancos, que han perdido la contundencia de otros años.

Para solucionarlo, Simeone recurrió a Carrasco como extremo y no como carrilero. Y el belga no tardó en avisar con un disparo que el Metropolitano sintió como un gol. Aunque para que llegara de verdad tuvo que aparecer Luis Suárez en el área para rematar un centro de Joao Félix desde la izquierda.

Simeone se animó a seguir buscando y cambió el equipo con tres sustituciones de golpe. Pasó a defenderse con tres, protegerse con dos en el medio, Koke y De Paul, y a arriesgarlo todo arriba.

A la Real se le agotó Silva y le fallaron también las fuerzas para defenderse del ánimo de los rojiblancos, desatados en busca del empate.

Y llegó otra vez por la vía de Suárez. El uruguayo se preparaba para rematar cuando Merino le clavó los tacos en el gemelo. Hubo que esperar a que Munuera Montero lo viera en el monitor antes de permitir que lo lanzara el «9» rojiblanco. No le quedó dolorida la pierna y acertó con el disparo desde los once metros. Tampoco tenía dudas de que lo marcaría. Ni él ni sus compañeros. Joao Félix lo abrazó antes de lanzar, como diciendo «sé que lo vas a marcar».

Son ya muchas las ocasiones en las que el «9» rojiblanco saca a su equipo de un apuro. Pero, además, sirve de motivación a sus compañeros para seguir buscando. Porque el Atlético ya no se conformaba con el empate. Quería más, quería derrotar al equipo que llegaba como líder al Metropolitano y demostrar quién es el campeón.

Con más jugadores arriba, el Atlético atacó mejor y defendió mejor. No importaba que fueran Trippier y Kondogbia los últimos acompañantes de Felipe en el fondo. Pero no le dio al Atlético para completar la remontada. Ni siquiera agarrado a la mano de Luis Suárez, que ya había conseguido devolver la voz a su estadio.

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Alineaciones del Atlético de Madrid-Real SociedadBesoccer