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Liga Adelante

Asier Garitano, el triunfo de un hombre tranquilo

El técnico del Leganés, Asier Garitano (c), celebra el ascenso de su equipo a primera división larazon

Como sucede en cualquier época de traspasos, el periodo invernal del año 2011 trajo consigo un constante ir y venir de futbolistas que buscaban acomodo para completar lo que restaba de temporada.

Como sucede en cualquier época de traspasos, el periodo invernal del año 2011 trajo consigo un constante ir y venir de futbolistas que buscaban acomodo para completar lo que restaba de temporada.

Entre los que afrontaron esa situación se encontraban los componentes de la primera edición de las sesiones AFE, una iniciativa que trata de poner en el escaparate y tener en forma a hombres que se encuentran sin equipo.

Había en ese grupo jugadores destacados como Juan José Bezares, ex del Cádiz, o José Juan Luque, con pasado en el Málaga o en el Atlético de Madrid entre otros. Todos luchaban por una oportunidad y también lo hacía su entrenador. Quien se sentaba en ese banquillo era Asier Garitano (Vergara, 1969).

El técnico, que tomó contacto con la pizarra en la zona del Levante tras poner fin a su labor como mediapunta, venía de dirigir meses antes al Castellón en los últimos estertores del club en la categoría de plata. Algo parecido le había sucedido en el Alicante, donde disfrutó de una breve interinidad en la misma división tras ejercer durante años como asistente.

Sentía que estaba preparado pero no podía esperar a que el trabajo viniera a buscarle. Entrenar a aquellos hombres casi olvidados por el sistema le dio una nueva perspectiva y, al mismo tiempo, le abrió las puertas del Orihuela.

Aceptó la oferta y acabó disputando los playoffs de ascenso. Un hecho meritorio que llamó la atención del Alcoyano. La eliminatoria copera ante el Real Madrid del portugués Jose Mourinho permitió que los focos volvieran a fijarse en él pero acabaría siendo destituido en marzo tras una racha de cuatro derrotas seguidas a domicilio. Fue el principio de una historia de amor que de momento tiene final feliz.

Las buenas sensaciones que durante el curso dejó un Leganés al alza propiciaron que los 'pepineros' tuvieran que decir adiós a Pablo Alfaro, quien puso rumbo a Huesca. Tocaba buscar a alguien para reemplazarle y el reto lo asumió, valiente como siempre, Asier Garitano.

Esta vez la apuesta salió redonda. Al mando de un plantilla en la que se encontraban nombres ya adaptados a Segunda B, consiguió sortear el siempre intrincado playoff de ascenso para volver al escalón superior diez años después. Desde entonces todo son parabienes.

En sus dos últimas campañas Garitano ha conseguido crear un plantel extremadamente competitivo donde el 'nosotros' está por encima del 'yo'. Además ha demostrado una gran habilidad para sobreponerse a contratiempos como fue la salida de gran parte del plantel del curso pasado tras lograr la salvación con solvencia.

El espacio dejado por unas piezas lo ocuparon otras y lejos de resentirse, el equipo ha dado un paso al frente. Todo desde la seriedad y la serenidad. Sin elevar la voz más de lo necesario pero dejando claro que los minutos son para quien se los gana en el día a día, que la distancia entre el césped y la grada es corta.

Estudioso del rival y dotado de una gran inteligencia táctica, sus ruedas de prensa mezclan el discurso del partido a partido con pinceladas de humor propias de alguien desposeído de ego que disfruta con lo que hace.

Humilde, cercano y profesional. Así es Garitano, que aceptó entrar como futbolista en la cantera del Athletic cuando le prometieron que no tendría que renunciar a su actividad como pelotari, donde formaba pareja con Jokin Etxaniz. Con ese trato, salió ganando el fútbol. Carlos Mateos/Efe