Opinión
A Qatar, a piñón fijo
El gol de Morata demostró que hay que saber jugar al fútbol de muchas maneras
Cuando se repite una manera de actuar, la lógica dice que la consecuencia siempre será la misma. En el tercer partido ante Suecia en apenas cuatro meses, la selección jugó a lo mismo que en los dos encuentros anteriores. Ya lo había avisado el propio Luis Enrique en la conferencia de prensa posterior al encuentro frente a Grecia: la intención del juego iba a ser la misma a pesar de los resultados precedentes. Es fácil imaginarse al entrenador sueco dando palmas con las orejas ante la oportunidad que se le presentaba. La fidelidad a una idea es muy meritoria, pero ser tan previsible sin tener en cuenta el rival, el momento o el resultado, es dar facilidades a la Suecia de turno.
Los nórdicos fueron superiores a España en La Cartuja y tuvieron suficientes situaciones de gol como para ganar el partido, pero gran parte de la responsabilidad de lo que sucedió fue culpa precisamente de España. Las variantes tácticas deberían considerarse una virtud y no una traición al estilo. Los partidos pasan por distintas fases y no siempre se requiere lo mismo. Pero el técnico asturiano es así para bien y para mal. Es muy difícil licenciarse en la cabeza de Lucho.
Nadie hubiera pensado que Raúl de Tomás, que no ha contado para el técnico habiendo hecho una última temporada y media espectacular, y que ni siquiera había entrado entre los 23 convocados para los dos últimos partidos hasta que se lesionó Ansu Fati, haya sido titular en los dos encuentros en los que España se estaba jugando la clasificación para el Mundial de Qatar.
Esa peculiar personalidad del seleccionador también le lleva a hacer de Gavi un imprescindible a pesar de todas las críticas recibidas y, encima, es el mejor jugador del partido ante Suecia.
Pero fue con el encuentro totalmente desordenado cuando los nórdicos adelantaron líneas y tuvieron que asumir más riesgos. Entonces la cosa cambió. Ahí fue cuando España certificó su presencia en la próxima cita mundialista. La sentencia llegó curiosamente con un gol de Morata en un contragolpe. Sí, a la contra. Fue la mejor demostración de que hay que saber jugar al fútbol de muchas maneras. Nadie dijo que lograr el pasaporte para la Copa del Mundo fuera a ser sencillo.
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