Copa del Rey
Darío Brizuela, en el nombre del hijo
El escolta del Unicaja se planteó no acudir a la Copa por un problema grave de su hijo. Es la gran amenaza para el Real Madrid en semifinales
Con toda Málaga celebrando la victoria en cuartos ante el Barça, el héroe del Unicaja, Darío Brizuela, estaba sentado en el banquillo con las manos cubriéndose el rostro y ocultando unas lágrimas imposibles de disimular. «Han sido los peores días de mi vida. Mi hijo está en la UCI, está bien. Se ha recuperado. Dudé si venir, pero mis compañeros me convencieron. Todo lo malo que tenía dentro ha salido», afirmó en Movistar instantes después de liquidar a los azulgrana. Bruno, el hijo de Darío y Uxue, nació el jueves 19 de enero. Poco después tuvo que ser sometido a una operación intestinal de la que está recuperándose. Brizuela pidió a la Federación no acudir a la selección en las próximas «Ventanas FIBA», pero decidió que tenía que estar en Badalona con su equipo. En cuartos anotó 27 puntos ante el Barça (hace dos años sumó 33 en la misma ronda, también con prórroga, pero con victoria barcelonista) y hoy será una de las principales amenazas para el Real Madrid en la primera semifinal de la Copa.
El escolta donostiarra estaba «condenado» a convertirse en jugador de baloncesto pese a que hasta los once años lo suyo fue el fútbol. Su madre jugó en Primera, su padre también fue jugador y entrenador y su tío militó en el Baskonia. Con apenas 14 años ya empezó a llamar la atención su facilidad anotadora –«sólo me preocupaba por eso», confiesa– y con 16 se trasladó a Madrid, a la cantera del Estudiantes. Allí su hermano le rebautizó su cuenta de Twitter como «La Mamba Vasca» –sus ídolos son Kobe Bryant, Juan Carlos Navarro y Nacho Azofra– mientras veían un partido de la NBA y con los colegiales debutó en la élite tras un año en Huesca. Estuvo en el Ramiro hasta diciembre de 2019. La situación económica del club y la apuesta del Unicaja le llevaron a un nuevo traslado. Su crecimiento en Málaga ha ido en paralelo a su importancia en la selección. Se convirtió en una pieza fundamental en las «Ventanas» y el pasado verano se proclamó campeón de Europa con un papel destacado en la España de Scariolo. «Necesitamos puntos de gente saliendo del banquillo y Darío nos los da», contaba el seleccionador. Su presencia en el equipo que competirá dentro de seis meses en el Mundial de Filipinas, Japón e Indonesia está poco menos que garantizada.
Además del baloncesto, Brizuela es estudiante de psicología. «Me quedan algunos años de carrera y luego la especialización, pero me gustaría montar una clínica en San Sebastián y trabajar como psicólogo clínico, no con algo relacionado con el deporte. El baloncesto, para mi hijo si le gusta, pero no tanto a nivel profesional porque esto es muy duro y muy difícil. Te tienes que ir de casa pronto, se sufre mucho...», decía en Movistar.
Donostiarra, pero no muy txuri-urdin, Brizuela es hincha del Arsenal que entrena su paisano Mikel Arteta y que colidera la Premier. Antes de medirse al Madrid, Darío mirará qué han hecho los «Gunners» en su partido de la Premier ante el Aston Villa.
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