Rafa Nadal contra Dominic Thiem o el rey de la tierra contra el aspirante al trono. El duelo de año pasado en el partido definitivo para conquistar Roland Garros se repite tras un torneo en el que Rafa ha ido aplastando rivales y en el que el austriaco ha ido de menos a más, con algunos problemas en las primeras rondas (en los tres primeros partidos necesitó cuatro sets) y muy solvente la segunda semana, con el extra de superar en las semifinales al número uno del mundo, Novak Djokovic, que buscaba ganar los cuatro Grand Slams de forma consecutiva.

Los precedentes entre Nadal y Thiem muestran 8 triunfos para el español y 4 para su rival. Casi siempre que se han encontrado, en once de sus doce duelos, ha sido en tierra batida, donde el dominio del español es 7-4. Las cuatro veces que el austriaco ha podido con Rafa lo sitúan como el segundo, detrás de Djokovic (7) que más veces ha ganado a Rafa en la superficie lenta. En Roland Garros, hay un 2-0 para el zurdo: en la segunda ronda de 2014 y en la final del año pasado, y en ambas el triunfo fue rotundo, por tres sets a cero.

Las victorias de Thiem han sido en Buenos Aires (2017), Roma (2017), Madrid (2018) y Barcelona (2019), justamente la última vez que se enfrentaron, y la única este curso. Pero el Rafa que se vio en el Conde de Godó es bien diferente al que saldrá mañana a la pista Philippe Chatrier en busca de su duodécimo Roland Garros. La falta de confianza que tenía hace dos meses ha desaparecido por completo. También Thiem habrá aprendido de la experiencia del año pasado. Pagó la novatada en la final de 2018 y esta vez promete más pelea. La final es el mejor partido que se puede ver en estos momentos sobre tierra batida, porque son dos especialistas en esas superficie por sus golpes con efecto liftado, con parábola y profundos. Gane quien gane, hará historia.