Fútbol
Las claves del renacer de Saúl
El canterano recuperó su rol de titular tras dos temporadas de reflexión y de cuidar su salud mental
Saúl Ñíguez es una de las grandes sensaciones de LaLiga. El centrocampista volvió a ganarse la confianza de Simeone y vuelve a ser imprescindible para el Atlético de Madrid. El futbolista ya registra nueve partidos y cuatro de ellos jugando los 90 minutos. Sus dos asistencias fueron claves en el derbi ante el Real Madrid y contra el Cádiz. Más allá de los datos, Saúl diseñó una fórmula para volver a la cima. El canterano firmó en 2017 su renovación con el Atleti hasta 2026, siendo así uno de los jugadores mejores pagados de la plantilla. Un premio que se ganó desde que en la temporada 2014-15 demostrase su talento como titular y pilar fundamental del equipo.
Todo era perfecto hasta que Simeone le convirtió en lateral en 2020. El jugador siempre reconoció que le costó adaptarse a esa nueva faceta. Se esforzaba, pero sabía que ese no era su lugar. El rojiblanco pasó de de ser una pieza clave a rotar minutos en una posición que no era la suya. En ningún momento lo negó y lejos de huir, lo primero que hizo fue asumir que tenía un problema. Saúl ya no se sentía bien, no era feliz en el campo y tenía que buscar una solución. En esos momentos cuando estaba la opción de marcharse al Chelsea, su padre le comentaba que lo mejor era quedarse en el Atleti. “Y si sales y te va mal…”, le decía. “¿Papa, qué quieres que todo vaya perfecto en la vida? Si voy y no sale bien pues seguro que aprendo. Así es la vida”, respondía Saúl.
El centrocampista quería tomar su propia decisión y se marchó a Londres para afrontar un nuevo desafío. Pese a que no jugó todo lo que hubiera querido en la Premier, lo cierto es que en esos momentos complicados fue cuando Saúl empezó a renacer. Desde el dolor se hizo fuerte y empezó a trabajar el poder de la mente con su psicólogo. Otro de los puntos de inflexión fue su paternidad. Algo que le hizo abrir los ojos y centrarse en disfrutar de los pequeños detalles de la vida. Ahí entendió que no podía pensar cada segundo en el fútbol. Con esta nueva fórmula, Saúl regresó la anterior campaña al Wanda y se mantuvo en silencio. No jugaba, pero él reconocía que se sentía mejor futbolista que cuando sí lo hacía. Solo faltaba que se diera el momento y mientras tanto daba consejos a los más jóvenes desde su experiencia.
A Saúl no le importó estar en un segundo plano porque sabía que su oportunidad llegaría. Jamás replicó a Simeone nada. Al revés, se mantuvo agradecido por “haberle dado todo”. Y su momento llegó jugando los 90 minutos en los últimos cuatro partidos, donde anotó dos tantos. Esa racha le impulsó a soñar con reencontrarse con su mejor versión durante la actual campaña. El inicio de esta temporada ya es historia. Saúl nunca se fue, sino que volvió más fuerte.