Francia
Cambio de tendencia
Francia ha conquistado el Mundial sin ser dueña de la pelota. El tiquitaca de España y Alemania ha dado paso a un juego más físico y menos brillante, donde lo que importa es mandar en las dos áreas
Francia ha conquistado el Mundial sin ser dueña de la pelota. El tiquitaca de España y Alemania ha dado paso a un juego más físico y menos brillante, donde lo que importa es mandar en las dos áreas.
Bienvenidos a otro tipo de fútbol. A partir de ahora, el tiquitaca con el que España ganó en Suráfrica (2010) y Alemania, en Brasil (2014), pasa a un segundo plano –nunca se puede enterrar un sistema– y da el relevo al juego físico, potente y práctico de la selección francesa, que se ha proclamado campeona con un sistema donde la posesión del balón no importa –en la final fue de 61% a 39% a favor de Croacia– y en donde priman más las transiciones rápidas, el aprovechamiento de las bandas y las llegadas por sorpresa, en eso Griezmann y Mbappé han sido maestros, que los pases horizontales que, al final, como le sucedió a la Roja, no conducen a nada positivo, como pasó frente a Rusia.
El cambio de tendencia que nos ha propuesto Deschamps, que prescindió de algunos jugadores de toque, caso de Rabiot, para apostar por el músculo y el trabajo de Kanté, Matuidi y un Pogba en su mejor versión de centrocampista. El jugador del United, partiendo como interior derecho, ha ayudado en defensa, ha mantenido la posición y en cuanto ha visto la oportunidad se ha sumado al ataque. Así marcó su gol a Croacia.
Fuertes en el medio del campo y más incluso en defensa. Es la clave de esta Francia que nos trae un aire renovado, que no gusta en exceso –en eso se asemeja al Atlético de Simeone–, pero que ha encontrado la piedra filosofal, con unos jugadores muy jóvenes y que crecerán en los próximos años (Pavard, Umtiti, Varane, Lucas, Mbappé, Dembélé, Pogba) para consolidar el sistema. Si eres muy bueno en las dos áreas la mayor parte del trabajo está hecho.
Se cae, pues, por lo visto en Rusia, el aserto de que la sala de máquinas es fundamental. Se puede dominar en el centro del campo con Modric y Rakitic, caso de Croacia, y no encontrar las soluciones ofensivas para desbordar al rival. Insistieron mucho los croatas y se toparon con el muro francés, especialmente en el primer tiempo de la final, cuando los de Dalic mandaron con más claridad.
¿La apuesta de Deschamps va a cambiar la idea de los otros seleccionadores? No parece. Cada uno juega en función de los futbolistas que tiene. Bélgica, por ejemplo, que ha sido la selección más goleadora, despliega un juego más vistoso que Francia. Su punto débil es la faceta defensiva y de ahí que Roberto Martínez apueste, casi siempre, por tres centrales y dos laterales largos , aunque frente a los franceses pasó a una línea de cuatro. Los belgas nos ofrecieron ante Japón el gol del Mundial. El tercer tanto de Chadli nació en un saque de Courtois y fue el mejor exponente de un contragolpe perfecto.
Como lo fue la espectacular jugada de Mbappé en la acción del penalti ante Argentina. Lo mejor que se nos ha quedado en la retina porque el Mundial –diez de organización– ha sido mediocre en el juego, a excepción de detalles individuales y algún partido como el Bélgica-Brasil (2-1), en donde los de Tite, los favoritos el 15 de junio, se vieron sorprendidos por el juego de De Bruyne y Hazard, al que es imposible quitarle la pelota porque la lleva cosida a la bota.
Cada uno tiene su equipo ideal tras 64 partidos, pero la mayoría de los votantes en redes sociales y medios de comunicación eligen jugadores de la tricolor. Y es que Francia, con sus luces y sus sombras, ha reinado en esta etapa. Así, nuestro once los formarían: Courtois; Trippier, Varane, Umtiti (Godín), Lucas Hernández; Pogba, Modric, Rakitic (Kanté), Mbappé, Griezmann y Hazard. Falta un nueve puro (Kane), el Pichichi.