Tenis
El cachondeo entre Djokovic y Alcaraz y el recuerdo a Nadal
El serbio sólo necesita ganar un partido en el US Open para arrebatar el número uno del mundo a Carlitos el 11 de septiembre
Después de tres horas y 50 minutos de pelea, de la final más larga con diferencia en la historia del Masters 1.000 de Cincinnati, Djokovic se dirigió a Alcaraz en la entrega de premios. «Tío, nunca te rindes. Me encanta, pero a veces podías jugar puntos más cortos». La respuesta de Carlitos fue: «Los españoles nunca mueren». Nole respondió con buen tono: «Esto me suena de haberlo vivido ya con alguien otras veces». Y el público, mientras, se lo seguía pasando en grande. Porque la final fue una de esas que aparece en todos los resúmenes del año sin excepción. Ganó el serbio por 5-7, 7-6 (9/7) y 7-6 (7/4). Y dio tiempo para todo.
Djokovic estuvo medio muerto entre el primer y el segundo set por el asfixiante calor de Cincinnati. La sensación térmica a pie de pista era de 38 grados y eso desesperó durante un buen tramo al de Belgrado. A Nole se le cruzaron los cables mediado el primer set. Empezaron los gestos extraños. Miró a su palco y pidió una de sus pociones mágicas, uno de esos potajes para vitaminarse y mineralizarse. Cuando lo recibió en el descanso antes del décimo juego se percató de que lo que le habían preparado no era de su gusto. Fue tajante, cortante incluso y a gritos desde su silla soltó: “¡¡¡Creatina!!!”. Alcaraz estaba tan tranquilo con la toalla de hielos rodeándole el cuello. El serbio se desquició y entregó el set. En el tercer juego del segundo parcial fue a peor. Se acercó a su silla moribundo. Apareció el médico y le tomó la tensión. Su rostro reflejaba agobio, estaba enrojecido, acalorado, resoplaba y volvió a la pista por detrás en el marcador... pero resucitó y fue incluso capaz de salvar una pelota de partido. A Alcaraz le faltó colmillo para tumbar al número dos del mundo.
El partido tuvo algo de primera vez. Era la primera vez que se medían en pista dura y la primera vez desde la final en Wimbledon. Más que el título para Djokovic y la forma en que llegó, la clave son las secuelas con vistas al US Open. El equilibrio y la igualdad son máximos. El balance entre ambos es 2-2 y en Nueva York sólo se medirían en una hipotética final. Novak ganó ayer y en la semifinal de París. Carlitos lo hizo en 2022 en Madrid y hace algo más de un mes en la final de Wimbledon.
«Este ha sido uno de los partidos más emocionantes y duros mental, emocional y físicamente que he tenido en mi carrera. Ha sido una montaña rusa. No creo haber jugado demasiados partidos como este en mi vida, quizá me recuerde a alguno que disputara con Nadal. Ya no me sorprende Carlos. Quizá lo hacía al final de la temporada pasada o al principio de ésta, pero ya no», aseguró Nole con visibles síntomas de agotamiento.
Alcaraz puso buena cara a la derrota, aunque él y su equipo son conscientes de que no aprovecharon una buena oportunidad que se habían ganado. «Novak ha dicho que algunos partidos contra mí han sido unos de los más difíciles que ha jugado, eso es genial. Eso significa que mi equipo y yo estamos haciendo un gran trabajo, vamos por el buen camino. Con partidos como este sabemos que tenemos que seguir trabajando de la misma manera que lo veníamos haciendo», afirmó el murciano horas antes de tomar un vuelo a Nueva York.
De fondo está la lucha por el número uno del mundo. Djokovic amaneció a 20 puntos de Alcaraz: 9.815-9.795. Al serbio le basta con ganar un partido en el último Grand Slam del curso para aparecer como número uno el lunes 11 de septiembre. Carlitos defiende 2.000 puntos en la Gran Manzana y si Nole cumple con las expectativas, pongamos por ejemplo alcanzar el último fin de semana sin necesidad de ganar el torneo, saldrá del US Open con una ventaja que casi le garantizará el número uno a final de curso.