El Atlético desaparece en Elche

La buena imagen que ha dado el Atlético en las últimas semanas se derrumbó ante el Elche de repente. Un equipo ya descendido que puso más interés en el partido. Marcó Fidel, que hace dos años falló un penalti ante el Atlético que le permitió ser campeón. El gol llegó en un saque de banda irregular de Lautaro Blanco. El lateral argentino tenía un pie dentro del campo cuando impulsó la pelota con las manos hacia el área del Atlético. Ese es un error del árbitro, que debió señalar falta de saque y dar el balón a los rojiblancos, pero no borra todos los que cometió el equipo de Simeone.

Estuvieron fuera del partido los rojiblancos durante gran parte de los 90 minutos, sin la intensidad y sin el acierto en el trato de la pelota que ha mostrado después del Mundial. Ni siquiera se vio a Griezmann, el hombre que ha dirigido la remontada del Atlético desde el césped. Y sin Oblak, Grbic se equivicó en la salida que permitió el gol de los locales.

El Elche aprovechó la dejadez del rival para derrotarlo, algo que desde el Mundial sólo había conseguido el Barcelona. Fue precisamente el franjiverde el primer equipo al que se enfrentó el Atlético al retomar la competición. Y desde entonces el equipo del Cholo sólo había perdido los dos encuentros contra los azulgrana.

Pero en Elche no hubo nada de lo que se ha visto últimamente en el Atlético y los locales tuvieron oportunidad de ampliar el marcador. Lucas Boyé lo ganaba todo por arriba, pero nunca remataba con claridad y cuando tuvo la oportunidad con el pie tampoco acertó.

El Atlético regaló la primera mitad y comenzó a parecerse a sí mismo en la segunda mitad. Una costumbre que tenía la temporada pasada y en la primera parte de este curso y que había conseguido desterrar tras el parón del Mundial de Qatar.

Cuando Simeone metió a Reguilón en lugar de Hermoso y permitió que Carrasco se adelantara el Atlético mostró mejor cara. Estuvo más cerca el belga del área contraria, un lugar más propicio para aprovechar su capacidad de desborde. Y Griezmann comenzó a participar más con la entrada de Correa en el campo y a ver mejor los pases.

Todos los cambios que hizo Simeone fueron ofensivos. Incluso retiró a Koke para que entrara Carlos Martín, un delantero del filial. Pero nada le sirvió al Atlético, que había entrado en el partido como si no le importara, como si la temporada ya hubiera acabado.

Ese aire tuvo el partido, el de un amistoso intrascendente. Es cierto que nada importante va a cambiar en la clasificación. El Elche ya está descendido y el Atlético sólo puede pelear por ser segundo. Para confirmar su clasificación para la Liga de Campeones apenas necesita un punto. Nada cambia, pero en ese amistoso de pretemporada que parecía el partido el que más interés puso es el que ya nada tiene que hacer en este campeonato. Era, quizá, una muestra de respeto del Elche a la competición y a su afición, que sigue asistiendo al campo como si nada, con la ilusión de apurar sus últimos días en Primera División.

A pesar de todo, tuvo oportunidades el Atlético para igualar. Especialmente en un cabezazo de Morata que no acertó con la dirección. Le llegaba la pelota desde la derecha, de un pase de Nahuel Molina, como llegaron la mayoría de ocasiones de peligro de los rojiblancos. El argentino es otro después de ser campeón del mundo, mucho más participativo en el juego de ataque, como se esperaba cuando el Atlético lo fichó del Udinese. Pero nada cambió el partido, ni el interés de Molina ni la aparición de Griezmann después de retrasar su posición.

Sólo había sufrido una derrota el Atlético en los últimos 16 partidos. Ahora ya son dos, uno contra el primero y otra contra el último y primer equipo descendido de la categoría.