Fue un partido de altísimo voltaje el que se vivió en el Nou Estadi Costa Daurada de Tarragona. El agónico final, con un gol del Málaga que le dio el ascenso en la última jugada de la prórroga, todavía colea en la memoria de las dos aficiones. Pero hubo más incidentes después. Y es que desde varios sectores del equipo local no reaccionaron de la mejor manera a la derrota.

El acta del colegiado Eder Mallo Fernández refleja los momentos de tensión vividos en los instantes posteriores al encuentro, que incluyó amenazas de muerte tanto al trío arbitral como a sus familiares. En el documento, el juez del encuentro atestigua que llegaron a golpear “hasta en 24 ocasiones” la puerta de la caseta arbitral en tono amenazante.

“Una vez nos encontramos en vestuarios, al que accedemos gracias a la fuerza pública, se producen multitud de incidentes en la puerta de nuestro vestuario: golpean con agresividad nuestra puerta hasta en 24 ocasiones. Se dirigen a nosotros abriendo nuestra puerta y gritando, entre lo que identificamos lo siguiente: vais a morir, sinvergüenzas, tu hijo va a morir, ojalá os matéis, hijos de puta, que se muera vuestra puta familia, tu puta madre”, cuenta, entre otros insultos y amenazas.

Además, Mallo Fernández deja un detalle que apunta directamente a las instancias más altas del club grana: “La seguridad presente nos indica que es imposible retirar y controlar a esta gente puesto que, según nos dicen, son varios directivos y propietarios del club”. Finalmente, y tras “temer por nuestra integridad física”, el trío arbitral pudo salir del estadio escoltados hasta el hotel.

Si bien tras el pitido final se produjeron los mayores altercados, hubo varios incidentes más durante el encuentro también reflejados en el acta arbitral. El jugador del Nàstic, David Concha, “se acercó a mi asistente nº1 en los siguientes términos: sois unos sinvergüenzas, hijos de puta, negándose a retirarse a vestuarios. Previamente, le lanza el agua de una botella de 33cl vaciándola sobre su cuerpo”. Además, afirma que “un miembro del cuerpo técnico local”, que no se pudo identificar “por salir a la carrera”, empujó a un asistente por las escaleras de los vestuarios, afortunadamente sin daños.

Aunque el partido empezó con normalidad, el ambiente se fue enrareciendo a medida que pasaban los minutos, con imágenes que muestran lanzamiento de objetos al campo en las celebraciones de los goles malaguistas, así como una moneda sobre la portería de Alfonso Herrero en un saque de puerta. También se dejó de facilitar balones a los jugadores del Málaga cuando el marcador iba 2-0, llegando la afición local a cantar “dónde están los balones”, o se introdujeron de forma reiterada en el césped para detener el juego en los últimos minutos, lo que obligó al colegiado a suspender el encuentro y enviar a ambos equipos a túnel de vestuarios.

El Nàstic se enfrenta ahora a graves sanciones que pueden incluir desde una importante multa hasta el cierre del estadio. Será la RFEF la que dicte sentencia, aunque el acta arbitral no deja lugar a dudas.