Golf
Jon Rahm ya es una estrella... pero él no lo sabía
Dos años después de su último torneo en territorio nacional, el golfista vasco asistió con asombro al estallido de la «Rahmanía» en Madrid
La generación de españoles que creció entre los últimos setenta y los primeros ochenta escucharon un millón de veces la anonadante historia de ese compatriota, cántabro cejijunto de origen modesto y casado con la hija de un prohombre de las finanzas, que recibía en las naciones anglosajonas de ambas orillas del Atlántico tratamiento de celebridad. Severiano Ballesteros fue la primera estrella global del deporte nacional y la prueba irrefutable de su universalidad era que contaba con una columna semanal en «The Times», cuando los grandes diarios –por supuesto, de papel– aún marcaban la agenda política y cultural. Jon Rahm, que nació cuando la carrera de Seve ya declinaba, pero que lo tiene como modelo e ídolo, acaba de darse cuenta en Madrid de que es su heredero directo.
Dos años después de jugar –y ganar– su último torneo en territorio nacional, el Abierto de España de 2019 también jugado en el Club de Campo, Jon Rahm regresó como número uno del mundo y con su contador de torneos grandes abierto gracias al US Open conquistado en junio. Volvió, o sea, como un figurón del deporte español y recibió tratamiento de estrella del rock: desde ver su cara reproducida a tamaño gigante en las marquesinas de las paradas de autobús hasta la chocante experiencia de tener que pedir silencio cuando se aprestaba a golpear la bola: «¿Quién ha sido el de la cámara? En todos los hoyos tenemos que decir lo mismo», bramó el sábado el campeonísimo.
En este Abierto de España, en efecto, ha nacido la «Rahmanía», un fenómeno que tiene el lado positivo de que atrae al golf a espectadores que en ningún caso se interesarían por este deporte, con el consiguiente efecto arrastre de atención mediática y patrocinadores, pero por otra parte aparta el foco de otros hechos meritorios, como la vibrante pelea por el triunfo que mantuvieron hasta el primer hoyo de desempate Rafa Cabrera Bello y Adri Arnaus con victoria para el canario. El hecho de que fueran dos españoles los aspirantes al triunfo final no cambió la preferencia del público. Los más de 40.000 espectadores que acudieron al Club de Campo querían ver jugar a Jon y a él siguieron pese a que sus opciones de ganar fueron nulas durante todo el domingo. Una experiencia similar a la que se vive en cada edición del Mutua Madrid Open de tenis con Nadal. Rafa es el ídolo local. Al resto de españoles les toca asumir un papel secundario.
El español es novelero y le encanta ver ganar a sus compatriotas, aunque sea en disciplinas que no domina del todo. Ya habrá tiempo de aprender. Hace tres lustros, cuando el bicampeonato de Fernando Alonso, un desayuno en la barra de cualquier bar convalidaba tres cursos de ingeniería, tal era el nivel de especialización con el que los parroquianos peroraban sobre cómo el sistema KERS penalizaba la aerodinámica de según qué escudería. Apenas Rahm se asome al próximo Masters de Augusta, cada compatriota enunciará su propia teoría sobre la importancia del swing para salir indemne del Amen Corner. Cuando un deportista cualquiera desaloja al fútbol de las conservaciones de café, se puede decir que ha alcanzado la condición de mito.
Jon Rahm, que en el circuito PGA es célebre por interactuar con el público, debe acostumbrarse a estos baños de masa en España. Anteayer, al término de su torneo y pese a lo decepcionante del resultado final, estuvo más de una hora firmando autógrafos a la hinchada. «Mi deber es seguir viniendo a jugar aquí para que haya cada vez más seguimiento de este deporte», afirmó. Vaya crack.
Desde el jueves, en Valderrama
El periplo nacional de Jon Rahm no terminó en el Abierto de España, ya que esta semana repetirá en el European Tour, que tiene etapa en la provincia de Cádiz. El Andalucía Masters se celebra del jueves al domingo en el Real Club Valderrama, el mítico campo de la localidad de San Roque que el empeño de Severiano Ballesteros convirtió en el primero de la Europa continental en albergar la Ryder Cup. Además del número uno del mundo, segundo en 2019, sus compañeros en el equipo europeo Bernd Wiesberger y Matt Fitzpatrick también forman parte del lujoso elenco del torneo junto a Martin Kaymer, que también encabezó el ranking mundial, Thomas Bjorn, el reciente vencedor en Madrid Rafa Cabrera Bello o el estadounidense John Catlin, que se alzó contra pronóstico con el título hace un año.
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