Rojas Zorrilla y la obra que le advierte del peligro de su amante
Eduardo Vasco presenta en Madrid la obra más gamberra y poliamorosa del Siglo de Oro
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Después de La tuerta, va el Fernán Gómez y Abre el ojo. No deja de ser un "capricho" de la programación, pero no pierde su gracia. La misma gracia canallesca que esconde en sus adentros Eduardo Vasco, que llega con su compañía Noviembre Teatro, y que también guarda el texto que llenará la Sala Guirau hasta el 29 de octubre: una comedia con el sello de capa y espada que bien podría ser de Lope o Calderón, pero que, por el contrario, es de Rojas Zorrilla, lo que le sitúa "en la más baja estofa, en el lumpen madrileño", apunta el director. El autor áureo, toledano, veía con asombro lo que sucedía en Madrid y de ahí le surgen esos personajes "fuera de toda norma. Si en otros autores buscan el matrimonio, estos no, ellos quieren el revolcón y el dinero, el placer instantáneo, sobrevivir en una época compleja".
Don Clemente vive en medio de un triángulo amoroso sin decidirse entre una viuda llamada doña Hipólita; una casera despechada: doña Beatriz; y una dama sin prejuicios con mucha ligereza social llamada doña Clara, aunque hay que decir que esta última se encuentra en una situación parecida con tres caballeros: el citado don Clemente, el hablador insoportable don Julián de la Mata y el regidor de Almagro don Juan Martínez Caniego que es "más bruto que un arado". Cartilla y Marichispa, los criados, tratarán, con un éxito relativo, que sus respectivos amos consigan sus propósitos, pero entretanto se genera un divertido enredo de luchas escénicas, amantes escondidos, engaños insólitos y continuas mudanzas ante la insistente persecución de la justicia.
En el centro de la trama está ella, doña Clara (interpretada por Elena Rayos), "una mujer que se entiende con varios hombres y que no tiene problemas en defenderlo, igual que su amante", cuenta Vasco de ese mundo descarado y lejano al del amor galante del resto de las comedias. "Es una dama atípica de la época, astuta −explica la actriz−, tiene muy claro que quiere vivir de sus amantes y sacarles toda la pasta posible. Se dedica a no ser descubierta y perder todo lo que tiene: vestidos, amantes, dinero...". Pero todo saltará por los aires cuando la protagonista descubra que don Clemente, como ella, también tiene su amante. "Aparecen los celos, esa cosa que te vuelve loca", sostiene Rayos. "Te crees que lo tienes todo controlado y surge esa enfermedad que seguimos teniendo en el siglo XXI".
Enfrente estará ese don Clemente que encarna Rafael Ortiz, "un tío de buena familia y que no se toma las cosas muy en serio", afirma el actor de esta "antítesis del típico galán"; un hombre con pocas virtudes y también pocas profesiones. "Dice que es poeta, aunque dudo que viva de eso", ríe el actor. "Dice unos versos muy bonitos en un momento, aunque ni siquiera sabemos si son suyos".
Se pregunta el director de Noviembre qué hubiera sucedido si Rojas Zorrilla no hubiera muerto en un lance callejero a los 40 años: "Tendríamos otra perspectiva del teatro del Siglo de Oro porque nos ofrece la humanidad más carnal mientras otros se dedicaron a la curia". Para el dramaturgo, el amor galante es una cosa desmedida y apuesta por "vivir y exprimir la vida como un limón. Disfrutar lo más posible".
Remarca Vasco que "nos gustan los clásicos", pero que el autor que pone ahora sobre el escenario (y del que ya estrenó "Entre bobos anda el juego") "es otra cosa": "No es un hombre por reivindicar. Es transgresor. Lo que ocurre es que es gamberro y se mueve en un mundo faltón que va mucho conmigo. Tiene antecedentes del vodevil desde el punto de vista del sinvergüenza". "Sus obras son un paso más respecto a la dramaturgia que en el Siglo de Oro deja consolidada Lope, y van algo más allá de lo que desarrolla Calderón hasta los años 40. Me atrevería a decir que sus obras son la última expresión de la Comedia Nueva antes de que se eche a perder del todo víctima de las influencias francesas que anegarán nuestro teatro durante los siguientes dos siglos".
Una comedia con tono vodevilesco en la que los enredos y la comicidad del criado van paseando por un Madrid en el que se compran y se venden objetos robados a los padres, se engaña sin pudor a los amantes y se exprimen los bolsillos de los pretendientes incautos. "Un mundo aparentemente costumbrista que se encamina hacia lo grotesco para reflejar cómo el afán por sobrevivir, en un mundo tan áspero, convierte las acciones de los personajes en comedia mostrándonos, a la vez, la miseria inclemente de sus vidas". Y donde Rojas Zorrilla tiene una misión: advertir al espectador que debe "abrir el ojo" para estar atento ante cualquier engaño por parte de sus amantes, porque, aunque todo pasa sobre la escena nunca se sabe cuándo la burla le puede afectar al propio espectador...
- Dónde: Teatro Fernán Gómez, Madrid. Cuándo: hasta el 29 de octubre. Cuánto: desde 14 euros.