Rodrigo Cortés: "Con el tiempo uno aprende a alejar la libertad del capricho"
El director reflexiona sobre este concepto viciado que vertebra "Escape", su nueva y libérrima propuesta protagonizada por un incombustible Mario Casas y producida por Scorsese
Madrid Creada:
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Haciendo uso de un impulso puramente voluntario y primitivo, nacido de una motivación oculta que inicialmente desconocemos, Mario Casas quiere quitarse la libertad de encima. Que le arrebaten el libre albedrío, que le metan en una vida reglada en donde pueda no ser responsable de sí mismo y en la que le digan cuándo levantarse, cuándo acostarse, cuándo cepillarse los dientes, cuándo respirar. De una premisa tan poderosa como contraintuitiva nace la última e interesante chaladura maravillosa de Rodrigo Cortés, "Escape". Una adaptación de la novela homónima de Enrique Rubio lo suficientemente libérrima, díscola y barroca como para que el mismísimo Martin Scorsese haya querido producirla. Cuando nos sentamos a charlar con Cortés -siempre verborreico, siempre lúcido, siempre hablando como escribe y pensando como dirige- en pleno corazón de la Gran Vía, hay algo en la luz desprendida de su mirada después de preguntarle por su manera de afrontarlo, que nos empuja a intuir que en su cabeza, esta realidad anhelada, sigue manteniendo aún la arquitectura orgánica de sueño.
Teniendo en cuenta la devoción manifiesta por Scorsese que mantienes desde que eras un crío, ¿contar con su respaldo y con su nombre para la producción de esta película dirías que ha supuesto un reto o más bien un estímulo creativo?
Te diría que ambas, entre otras cosas porque Scorsese es la razón por la que me dedico al cine, es mi Dios pagano al que le encendía las velitas antes de empezar cada proyecto. Por lo tanto, que se cierre este círculo de brujería que empieza con un niño de 13 años decidiendo qué película va a ver en unos multicines de Salamanca (finalmente optando por esa película de billar con Paul Newman) y que eso acabe con un «Martin Scorsese presenta», es muy difícil de explicar. Pero lo viví con un profundo agradecimiento, no con una presión extraordinaria, sino como Julia Andrews en las colinas de «Sonrisas y lágrimas»: dando vueltas como un idiota y dando gracias a la vida.
Llamar adaptación a esta propuesta resulta casi temerario, sobre todo si tenemos en cuenta que el autor de la novela, Enrique Rubio, agradeció que al menos se hubiera mantenido el título.
(Risas). Siempre hay excepciones, pero en general, creo que el deber de una película que se basa en una buena obra literaria es el de traicionarla, porque normalmente una obra literaria que resuene maravillosamente en su universo de papel, no funcionará bien vertida de forma literal a otro medio. Hay que encontrar una equivalencia, no una trasposición literal. Lo que pretendía no era dejar de lado la novela de Enrique sino conseguir que el espectador sintiera las mismas cosas que sentí yo leyendo la novela y para eso, hubo que generar otro personaje, con otra aventura distinta, con diferentes personajes alrededor, distintos diálogos. Traicionar la novela, era la mejor forma que encontré de honrarla, porque al final todo surge de ella, su ADN permanece ahí. Ayer vio por primera vez la película Enrique y se sintió fascinado al hacerlo, completamente orgulloso.
"Creo que el deber de una película que se basa en una buena obra literaria es el de traicionarla"Rodrigo Cortés
Sin ser una historia explícitamente política, hay determinados estamentos sociales y administrativos que no salen muy bien parados y no sé hasta qué punto había una voluntad de señalarlos.
Cuando quiero lanzar mensajes, uso wasap. Trato de que la película sea siempre lo más poliédrica y, en cierto sentido, incómoda posible para que uno no se pueda sentir particularmente confortable ante lo que sucede y se vea obligado a tratar de gestionar sus propias emociones ante lo que ve. Cuando creo un personaje por ejemplo y me siento demasiado cómodo detrás de su voz, me pongo trampas y le hago decir o expresar algo que no tenga nada que ver con lo que yo pienso para ver cómo sobrevivimos los dos a ese razonamiento y eso es lo que me interesa: no codificar un mensaje oculto que la gente tenga que descifrar, sino ofrecer mil respuestas posibles que van a rebotar de forma distinta en cada cual. La película va a ser tantas como espectadores la vean.
Observando el panorama social, político, intelectual que nos asola en los últimos años como sociedad, ¿crees que a veces dan ganas de meterse en la cárcel por voluntad propia como el personaje de Mario?
(Risas). Seguro que sí, pero por razones distintas. Igual que aquel personaje de "Cadena perpetua", anciano, que salía a la calle y no se sentía con armas para vivir en un mundo que ya no conocía y pedía volver atrás o estos ancianos japoneses que por lo visto están pensando en ir a la cárcel para que sus gastos queden cubiertos y así tener un techo.
"Tendemos, cuando somos niños, a creer que libertad es simplemente que nos dejen hacer lo que queramos"Rodrigo Cortés
¿De qué manera se ha ido modificando con el paso de los años tu propio concepto de la libertad?
Supongo que con la experiencia, la madurez, el tiempo, uno aprende a alejarlo del capricho y lo asemeja más a la responsabilidad. La libertad es un concepto que no tiene nada de ligero, que tiene un precio asociado y que tiene que ver con hacerse cargo de las consecuencias de aquello que uno decide hacer libremente. Efectivamente ha habido una evolución por mi parte en ese sentido. Tendemos, cuando somos niños, a creer que libertad es simplemente que nos dejen hacer lo que queramos y después aprendemos que tiene que ver con asumir el coste de sus consecuencias.
¿Aspirar a ser completamente libre como creador es utópico o directamente insensato?
Nadie somos completamente libre pero parto de darme toda la libertad del mundo. Como sucede cuando escribo por ejemplo. Me doy todo el rango y todo el terreno de juego posible para hacer cosas sin cuestionarme, sin ponerme tiritas antes de tiempo y sin imaginarme observado por la policía de la creación. Asumo incluso ideas o imágenes, por irracional que sea su origen, sin ponerlos bajo la lupa de lo potencialmente conveniente y me muestro juguetón al respecto. De nuevo, tienes que hacerte cargo después de las consecuencias de ese juego. Pero estoy decidido a jugar.
¿Cuáles han sido las de trabajar con Mario Casas, especialmente para alguien que no acostumbra a repetir con un mismo elenco de actores?
Sin duda unas envueltas en un elevado grado de fortuna. Ha sido un regalo. De nuevo lo que hemos hecho es generar un campo de juego para que sucedieran cosas. No hemos analizado si él está en algún espectro autista o no, sino cuál es su corporeidad, cuál es su respuesta emocional a las cosas, analizar hasta qué punto su respuesta a veces es animal o a veces es infantil, en su doble vertiente: infantil por pura, inocente y cándida e infantil por manipuladora, egoísta y primaria. A partir de ahí se ha ido componiendo un personaje en el que él se ha disuelto con un compromiso actoral profundísimo que la película devuelve en forma de interpretación hipnótica y mágica.