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Paul Newman, el hombre que sí tenía destino

Las memorias que dejó escritas el actor, donde habla de política, cine, carreras de coches, el matrimonio y el estrellato, se publicarán en 2022
Dennis Hopper

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Paul Newman empezó siendo un hombre y terminó siendo un deseo. Pertenece a esa categoría de actores que consiguieron que muchas mujeres se preguntaran cómo habían llegado a casarse con sus maridos. Sus galas interpretativas acabaron sucumbiendo ante una sonrisa que en la gran pantalla tenía los mismos quilates que un diálogo de Billy Wilder. Hay mitos del celuloide que perdurarán por los papeles que representaron: Forrest Gump, Michael Corleone, Terminator, Rocky... Pero él siempre será recordado por su nombre. Son pocos los que conservan entre los escombros de su retentiva los patronímicos de Lucas «Luke» Jackson, el empeñado reo de «La leyenda del indomable»; Eddie Felson, el granuja de «El buscavidas», o Brick Pollitt, el atleta atormentado de «La gata sobre el tejado de Zinc». Nunca será Butch Cassidy del todo porque siempre permanecerá para los espectadores como uno de los protagonistas de «Dos hombres y un destino». El tipo, se ve, nació siendo uno de los niños mimados de la fortuna. Era guapo, estaba salpicado de talento y no existía ningún papel que aguantara la envergadura y el molde de su presencia.
Encantador, talentoso, modelo ideal de la moda casual, dotado con expresión de pillo y seductor incluso en la senectud (y si no que se lo pregunten a Kevin Costner al que le robó no una escena, sino una película entera), Paul Newman redactó, con ayuda del guionista Stewart Stern («Rebeldes sin causa»), unas memorias escritas para que se leyeran en el futuro. Un ardid para zancadillear el presente, siempre tan incómodo con sus premuras, y resucitar en el día de mañana, que es donde aguarda la posteridad. El manuscrito permanecía, como un ordenado rimero de cuartillas, en su domicilio habitual, donde vivió con su mujer, Joanne Woodward. El libro suponía la consignación de la desordenada baraja de vivencias que acumula una biografía, pero también un pináculo de sus aprendizajes sobre la dirección, la interpretación o el estrellato. Newman, Paul, da aquí dimensión literaria y pública a opiniones más escondidas y menos públicas, pero no por eso privadas de enjundia. Lo que encontraremos son las reflexiones de un mito sobre el matrimonio, la política y las carreras de coches (donde sobresalió, igual que Steve McQueen), la liturgia de la bebida o sus complejos ante pesos pesados como Marlon Brando. El libro saldrá en 2022 y, como sucede con otra literatura cinematográfica, las memorias de Kirk Douglas o las del magnífico Budd Schulberg, guionista, pero también uno de los mejores escritores norteamericanos del siglo XX, prometen ser de cine. Newman no puede ser menos.