Los Planetas, en Primavera Sound 2013: que no decaiga el muermo
El grupo de Granada repasó completo el disco «Una semana en el motor de un autobús», pero la desidia del cantante estropeó el concierto
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Ya sabemos que el «indie», escena pop que triunfó en los años noventa, no es el estilo con mejores músicos de la historia. Tampoco destaca por el voltaje de sus cantantes, como queda claro con el grupo granadino Los Planetas. Fue precisamente Jota, carismático y problemático vocalista de la banda, quien arruinó por completo su actuación en el festival Primavera Sound 2013. Tocaron en Barcelona una noche destemplada, arropados por miles de devotos, que lo dieron todo a pesar del desastre. El grupo había accedido a rememorar completo «Una semana en el motor del autobús», su legendario tercer disco, para celebrar los quince años de su grabación. El resultado fue un bajonazo.
El concierto transcurría tan aburrido que, como tantas otras personas, después de la mitad opté por huir a otro escenario. Por suerte, existe una grabación del pase completo subida a YouTube. Allí podemos encontrar comentarios tan contundentes como este que firma un tal @dankito1000: «Gran concierto y gran frío hacía para ser mayo en Barcelona. Sobre Juan Ramón (Jota, el cantante) opino que se la suda la voz que tiene ahora: el no llegar, el tono, etcétera, queda algo cutre pero eso ya no tiene remedio», explica resignado. Así de fácil se resume un recital donde el eficiente trabajo de la banda se vio lastrado por el tedio infinito del vocalista. La actitud fue amateur rozando con la estafa: ni tengo voz ni me esfuerzo en cantar, pero como soy muy guay el público que se aguante.
La banda, como he dicho, se mostró muy competente, pero la hora y poco de concierto estuvo llena de altibajos. Así fue porque Los Planetas nunca han grabado un álbum con doce grandes canciones, como mucho han logrado meter cinco o seis. «Una semana en el motor de un autobús», como el resto de sus trabajos, tiene bastante relleno. Arranca fuerte con el himno «Segundo premio» (en parte fusilado al exquisito francés Étienne Daho) y a partir de ahí la cosa se va despeñando (lo más mortecino es «Un mundo de gente incompleta»). Hay canciones descarnadas y bonitas que en directo no acaban de prender («Línea 1») y otras muy ramplonas que animan un escenario grande («Cumpleaños total»). El caso es que un Jota en modo paraolímpico, que no tenía la voz ni tampoco tenía el día, emborronó por completo el disfrute del concierto de aniversario en el festival más hípster de España, donde está su público natural.
En mi crónica de aquella noche dije exactamente lo que me había parecido. A la semana siguiente me llamó Jota para regañarme y en el calor de la conversación se le escapó que el Primavera Sound les había pagado cuatro veces su tarifa habitual (que no es barata). Cierto que su público quería una gira repasando su disco más mítico, el que sirve de base para la actual película biográfica «Segundo premio» (2024), dirigida por Isaki Lacuesta. Ya en 2013 Los Planetas eran un grupo que interesaba más por su pasado que por su presente y su futuro. Este año se ha vuelto a confirmar con una gira repasando «Super 8», su primer álbum. La idea volvió a despertar más entusiasmo que si tuvieran once canciones nuevas. El «indie» ya es una escena tan retro como los mods, rockers o fans del swing, aunque muchos se resistan a admitirlo.
Desde ese plúmbeo concierto de 2013, he visto otros donde las malas condiciones del cantante han arruinado una noche que podría ser bonita. Recuerdo especialmente uno de Counting Crows en La Riviera en 2022 donde Adam Duritz (el vocalista) lo hizo tan mal que costaba no taparse los oídos. Al menos, él tuvo el gesto de reconocerlo, pedir perdón a su público y apuntar con el micrófono hacia la audiencia todo lo posible para que la sala se convirtiese en un karaoke en vez de en una estación de autobuses con la megafonía estropeada. Jota nunca haría eso porque es fan de Bob Dylan, que lleva girando dos décadas (como poco) con una voz de estropajo que eutanasia cualquier destello de belleza, circunstancia que los fans soportan estoicamente porque piensan que Dylan en Dios. Pase lo que pase, Los Planetas seguirán girando hasta el fin de sus días entre aplausos de cierto público y cierta crítica. Que no decaiga el muermo.